El Madrid parece haberse ausentado de las tareas cotidianas, pensando solo en el mundo de lo excepcional, porque a veces el Madrid parece de otro planeta, como si la vida en la tierra no fuera con él. El año pasado tenía una personalidad aplastante en lo excepcional y en lo cotidiano. En la Liga, que es el día a día. Y en la Champions, que es la música celestial de las estrellas, la batuta d
el virtuoso. Pero este año, huidizo de la matraca semanal, mira al cielo y pone su destino en él. Veremos si su desenganche no le pasa factura y esta vez frente al City cuesta encontrar al equipo de las proezas y nos encontramos con el equipo de las derrotas. La verdad es que este ridículo del campeón es bastante peligroso.
El joven Alonso
De un buen coche y pondré el mundo a vuestros pies, parecía decir
Alonso
a las diversas escuderías en las que ha estado después de ser campeón del mundo. Al principio anduvo cerca, pero la mirada de
Hamilton
era más voraz según los jefes de McLaren. Lo prefirieron. Después sufrió una era rancia en coches indignos de su inteligencia. Alonso es un talento natural que, con el tiempo, ha aprendido a usar la economía del desgaste. Es experiencia y atrevimiento, pero sobre todo tiene la inteligencia natural del que nació para algo. Otmar Szafnauer habló de su edad para justificar una propuesta rácana de Alpine. Nadie es eterno, por supuesto, pero la fecha de caducidad no es la misma para todos. Los genios tardan más en irse.
Buenos y maleducados
Creíamos que nadie superaría a
Kyrgios
en el arte de tirar el talento a la basura por una mala cabeza. Lo ha hecho Medvedev enfrentándose al público del Open de Madrid, amagando con dar un raquetazo a la gente. Ya la lió en 2021, durante la fase final de la Copa Davis, encarándose con la grada y festejando al estilo Cristiano Ronaldo la victoria frente a España. Hace poco, en Australia, se enfrentaron y uno se apuntó al show y otro a tomarla con el público, pero el tiempo que jugaron sin malos aspavientos se vio un tenis grandioso. Ganó
Medvedev
, y en esos momentos era fácil pensar en que si hubieran olvidado sus absurdas polémicas, y se hubiesen centrado en el tenis, cuánto mejor hubiera sido para ellos y para nosotros.
Un PSG estrellado
Parece que no volverá al Barça (qué pena para LaLiga), sino que se irá detrás del olor de los interminables petrodólares que riegan el fútbol. Después del Mundial ya no le queda otro reto que seguir ganando dinero, el máximo posible mientras pueda seguir en activo. Por petrodólares llegó a París y por petrodólares se irá de París. Y el PSG se cabrea y le sanciona por ir a Arabia Saudí sin permiso. Está claro que ese club se llena de estrellas pero no sabe tratarlas. Y no me refiero al trato humano, sino al futbolístico, construyendo un equipo en el que alojar a tanto gran solista.
Mbappé
se quiere ir.
Messi
no seguirá.
Neymar
no se va porque nadie le paga lo que allí gana. Las estrellas lucen poco en el PSG.
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