La Cartuja, un partido cerrado, los nervios de un punta y un de Morata para convertir la ansiedad en una fiesta de la selección española. Es la radiografía de los dos últimos partidos que ha jugado España en el estadio Olímpico de Sevilla.
En noviembre de 2021 fue el más listo después de un misil de Dani Olmo al larguero con el reloj casi en el minuto 90 para hacer el 1-0 ante Suecia y meter a España en el Mundial de Qatar.
Casi dos años después, en el regreso de España a La Cartuja, su gol llegó antes, pero la sensación de alivio no fue menor. Escocia, bien tapada atrás, amenazaba con complicar mucho el camino de España para llegar a la Eurocopa de Alemania.
Entonces, en una selección en la que en las últimas convocatorias se ha hablado muchísimo de la juventud y del potencial de futuro -Lamine Yamal, Nico Williams, Bryan...- aparecieron dos veteranos, dos jugadores que han pasado la barrera de los 30 años, para cambiar la cara de la noche sevillana.
Por la derecha surgió la figura de Jesús Navas. A sus 37 años, que serán 38 dentro de poco más de un mes, el que fue extremo en el Mundial de Sudáfrica y la Eurocopa de 2012, es el último guerrero de aquella generación de oro. En La Cartuja, en su ciudad, entró en el tramo final para dar profundidad al equipo después de que Carvajal lo intentará una y otra vez.
Navas, lateral desde hace mucho, colocó un balón perfecto, un centro desde la banda que iba con música en busca de una rematador que lo hiciera bueno. Y allí apareció la cabeza del capitán de España, Álvaro Morata, para que la grada estallara entre la alegría y el alivio.
En el que era su partido 67 con la selección, Morata puso su contador de goles en 34, cuatro de ellos ya en la etapa de Luis de la Fuente después de los tres que marcó en el primer tiempo ante Georgia en Tiflis.
Con esa diana, el 7 de España coloca su cuenta de goles en la selección a solo uno de los que marcó Silva con España para acabar su caminar con La Roja como el cuarto máximo artillero de España. Esa barrera está a punto de superarla.