¿Se imagina que está tomando la caña de mediodía en su bar de siempre y aparece el entrenador campeón de Europa con la Eurocopa en sus manos? Los parroquianos del bar Hermanos Vilar, los que ayer a eso de la una de la tarde estaban en la terraza de la calle Totana 8. En el madrileño barrio de Hortaleza, el que siempre estará ligado al nombre de Luis Aragonés, Luis de la Fuente se presentó a tomar el aperitivo después de la entrevista con MARCA.
La sombra daba una tregua al sofocante calor madrileño. Las mesas de la terraza del bar acogían al los clientes que preferían la calle al interior. De repente, un aviso: "Mira, mira". La cara de quien hablaba y vio primero lo que pasaba alertó a todos. Incredulidad. "¿Perooooo?". Era verdad, la Euro tomaba asiento en uno de los barriles colocados en la acera. Y quien la ubicaba en ese pedestal de cañas y vermú era heredero del Sabio: Luis de la Fuente Castillo. Riojano, bilbaíno, sevillano, madrileño... De cada rincón de España.
Después, lo normal: fotos, saludos, autógrafos. Más fotos. Con el seleccionador y con la Euro. "Lo que se ha perdido", se oye a alguien, frase que utilizará como aguijón al que no ha podio o querido bajar. Una historia de verano para un barrio que sabe de mucho de fútbol. Con su superhéroe llamado Luis Aragonés, su Sporting, su Olímpico, su Canillas, su Villa Rosa...
Con una caña fresca de cerveza madrileña, Luis de la Fuente disfruta del calor de la gente. Es de lo que más orgulloso se siente. Habla de la Euro, claro está. De que en Balón de Oro debe ser para Rodri o Carvajal. De lo tranquilo que estaba con Zubimendi cuando tuvo que entrar la final. "Es un megajugador". De lo que le dijo a Ayoze cuando el canario supo que no podría jugar más en la Euro: "Vinimos 26 y no iremos 26". De que Dani Olmo estuvo al límite pero que nunca hubo dudas. Del valor para el grupo del único que no jugó nada, Alex Remiro.
Las historias de una Euro que se vivió a lo grande en cada rincón de España. Como en ese bar de Hortaleza, Hermanos Vilar, en el que Luis de la Fuente fue, una vez más, Luis de la gente.
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