La sombra de Luis Enrique en la selección, del éxito a la distancia

Luis Enrique ha llevado al PSG a cotas que nunca había alcanzado. Con el Barcelona también triunfó, no con un equipo de autor, pero sí que imponiendo muchas de los comportamientos de lo que él quiere para un equipo de fútbol. Con la selección española acabó mal, pero también hay que reconocer que estuvo a una tanda de penaltis de pasar a la final de la Eurocopa. Solo una tanda de penaltis le impidió pisar el último partido del torneo que conquistó Italia.

En ese transcurrir consiguió poner de acuerdo a muchos de esos aficionados que antes le criticaban, y que terminaron también censurando su modo de actuar con el Mundial de Qatar de por medio. Una cita, la mundialista, que tapó lo mucho y bueno que Luis Enrique hizo con la selección, pero que terminó con un torneo que fue un cúmulo de errores.

Del respaldo absoluto a la sorpresa por sus decisiones

Los internacionales españoles siempre estuvieron a su lado. Dio la cara por ellos, de manera especial con un Morata que sufrió en los primera pasos de la Eurocopa jugada en 2021. El asturiano siempre ha sabido ganarse la confianza de los vestuarios. El de la selección le entendió, apoyó y estuvo a su lado en momentos complicados, pero lo cierto es que en la cita catarí, nada de eso funcionó. La desconexión nace de la propia federación de Rubiales, el responsable de su llegada, pero con el que no terminó nada bien.

Lo que hasta ese momento había sido siempre bien visto, pasó a ser criticado desde dentro de la Federación, pero también es cierto que el técnico cambió su actitud. Su faceta de streamer dejó boquiabiertos a los que mandaban. Los futbolistas empezaron a notar que algo estaba fallando y que el comportamiento de unos y otros eran muy diferente al de meses atrás.

La bici en el comedor

La escena de la bici en el comedor y el toque federativo para que no bajara vestido de ciclista al desayuno o lo sucedido alrededor de la piscina de la Universidad de Qatar fueron algunos de los ingredientes que fueron separando a presidente y seleccionador. El punto definitivo llegó con la faceta streamer de Luis Enrique. En ese punto los futbolistas se empezaron a dar cuenta de que la historia había cambiado por completo y el idilio ya pertenecía al pasado.

Los futbolistas se reunían en habitaciones para escuchar a su seleccionador y para saber por dónde iban muchas de las situaciones que estaban viviendo en el interior de la concentración y que luego se transformaban en decisiones sobre el verde que no entendían. El precipitado adiós de Gayá, Rodri de central, algunas suplencias extrañas y cambios más complicados de entender todavía y la ausencia de plan B, condenó a un buen técnico, a terminar enfadado con muchos especialmente con los que le llevaron al banquillo y con los jugadores sin entender lo que pasó en Qatar. Su llegada al PSG le sirvió para recuperar sensaciones y llevar al equipo parisino a la cúspide del fútbol europeo.