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Cristian Álvarez se ha convertido en el referente del actual Real Zaragoza, en todo un símbolo para el zaragocismo. Su gran trabajo defendiendo la portería de La Romareda durante estas siete temporadas y su carisma han hecho que el Ayuntamiento decidiera nombrarlo Hijo Adoptivo de la ciudad.
En el acto al que ha acudido este sábado, Cristian ha protagonizado un emotivo discurso que ha sido muy aplaudido por todos los presentes. El portero recordó cómo se produjo su llegada al conjunto aragonés, cuando menos lo esperaba y en un momento muy complicado. Y a partir de ahí, su vida cambió.
"En 2017 llegué a esta maravillosa ciudad. Estaba perdido, me había roto mental y emocionalmente un año y medio atrás. Había abandonado y me había retirado del fútbol", comenzó.."Zaragoza me encontró e hizo que yo me fuera encontrando en ella. Aún sigo en esa búsqueda. Mi espíritu nunca me dio tregua y sé que nunca me la va a dar porque nunca quiso ser de nadie, ni siquiera mío. No puedo prometer que me quedaré aquí hasta el final de mis días, como tampoco se lo pude prometer a Rosario, mi amada ciudad natal. Pero si os puedo decir que si algún día me voy, nunca me iré del todo. Allí donde quiera que esté, siempre estaré regresando. Porque en mi brújula interior, mi norte ya para siempre marcará para Zaragoza", añadió.
En mi brújula interior, mi norte siempre marcará para Zaragoza
Y se despidió con un mensaje directo al corazón de los zaragocistas, que sueñan como él en conseguir el ansiado ascenso a Primera en el 2024. "Nos volveremos a ver aquí dentro de nueve meses". Palabra de un 'maño' más.