Quien haya seguido este serial sabrá que el mismo es crítico con el papel del fútbol en los Juegos Olímpicos. Y que ello tiene unas razones: la principal, el poco respeto del fútbol -léase FIFA- a los Juegos Olímpicos, al impedir que sean los mejores deportistas quienes vayan a la competición, como sucede en el resto de los deportes. La organización del Mundial de Fútbol en 1930 pudo deberse a la polémica entre el amateurismo olímpico y el profesionalismo, pero en el fondo estaba que la FIFA quería reservarse el negocio de su deporte, y tangencialmente impedir que el torneo olímpico le hiciera sombra. Primero se reservó el torneo olímpico a 'amateurs' -en la práctica, equipos B occidentales y equipos A del bloque socialista- y luego a equipos sub-23 con algún 'añadido', para que no quedara duda sobre la categoría de los torneos.
Pero esto no afecta ni al desempeño ni al mérito de quienes participan en los Juegos. De hecho el fútbol olímpico ha sabido hacerse un hueco en el corazón de quienes han formado parte del mismo, han sabido transmitir su significado a los aficionados y, en el caso español, es muy posible que el hecho de que en las últimas décadas la selección española de fútbol haya logrado superar un tanto casi un siglo de decepciones y desconciertos ha sido observando el ejemplo de los 'otros' equipos olímpicos, los de los otros deportes. Y el equipo que subió al podio en Tokio 2020 es una buena muestra de ello: de trabajo, de planificación, de sensatez...
La estructura de edad del fútbol olímpico obliga a la renovación constante, a que la gloria olímpica, en caso de llegar, sea uno de los primeros grandes recuerdos deportivos de los astros del llamado deporte rey. En el caso español se ha logrado algo así como que la selección olímpica, la sub-23, sea una simbólica culminación de la etapa de formación. Y en esas selecciones de formación -huyamos de la horrible palabra 'inferiores'- España lleva mucho tiempo siendo equipo de primera linea: la generación llamada a ser olimpica en Tokio había ganado el Europeo sub-21 2019 (2-1 a Alemania en la final, y antes resultados como 5-0 a Polonia y 4-1 a Francia) y en el de 2021 alcanzó las semifinales. En el sub-19 de 2019, el último antes del Covid, también se logró el título. En esos equipos, nombres como los de Ferrán Torres, Dani Olmo, Unai Simón, Ceballos, Fabián Ruiz...
Queda dicho que los Juegos han logrado hacerse con un hueco en el corazón de los futbolistas. Un consecuencia un tanto sarcástica de esto quizá pueda hallarse en los 'movimientos' en relación a los Juegos de Tokio de dos de los internacionales más populares de la década previa: el madridista Sergio Ramos y el barcelonista Gerard Piqué. Ramos señaló que le haría ilusión estar en los Juegos y al punto esa 'ilusion' empezó a ocupar horas de emisión, bits digitales y páginas de prensa, con constantes discusiones sobre sus 'merecimientos' sin que a nadie le preocupara ni poco ni mucho la opinión del seleccionador. Que sería Luis de la Fuente, el que había dirigido los últimos éxitos de las selecciones de formación.
Finalmente Sergio, que hubiera debido ocupar una de las plazas de 'plus 23' -hasta tres por equipo se iten- se quedó en casa. Tiempo después se supo que Piqué, que en la fecha compatibilizaba su papel como jugador con el de empresario deportivo, pedía al entonces presidente de la RFEF, Luis Rubiales un 'enchufe' en la selección... mientras criticaba más o menos veladamente a Ramos.
Él también se quedó en casa porque, con lógica, De la Fuente decidió confiar en el bloque que le había dado tan buenos resultados en el ciclo previo. Y con Simón, Mingueza, Mir, Ceballos, Asensio, Moncayola, Pedri, Ceballos, Cucurella y otros se fue Luis de la Fuente a Tokio. A favor, por simple que pueda parecer, todo lo bueno hecho. En contra, que el equipo creaba ocasiones pero convertía pocas. Y en un torneo corto, de solo seis partidos, era un peligro.
En efecto, España sólo anotó dos goles en la primera fase, aunque acabó invicta y no hubo grandes apuros para llegar a los cuartos: 0-0 ante Egipto, 1-0 a Australia y 1-1 ante la potente Argentina, que empató tres minutos antes del final. Los goles llegaron en los cuartos de final ante Costa de Marfil, y justo cuando hacían falta: en el minuto 91 marcó el africano Gradel un gol que sacaba a España de los Juegos. Empató dos minutos después, al límite de la prolongación, Rafa Mir. Al final de la prórroga, 5-2 y billete para semifinales ante un Japón liderado por un Take Kubo muy contrastado en Europa y España: decidió un gol de Asensio de nuevo en la prórroga.
No se pudo llegar más lejos de ese segundo escalón del podio. El eterno Brasil, defensor del título y liderado además por un Dani Alves que buscaba uno de los pocos títulos que le faltaba, venció por 2-1, de nuevo en la prórroga, en una final en la que España no logró esta vez superar el problema con el gol. Pero al fin y al cabo, para De La Fuente y los suyos aquello no fue más que la confirmación de su categoría, un desarrollo 'lógico' de lo antes conseguido y una etapa cumplida. Hoy, ese bloque sigue dando que hablar. Y bien.
Álvaro Fernández, Unai Simón, Iván Villar, Óscar Mingueza, Jesús Vallejo, Eric García, Pau Torres, Óscar Gil, Juan Miranda.Marc Cucurella, Jon Moncayola, Martín Zubimendi, Dani Ceballos, Mikel Merino, Carlos Soler, Pedri. Bryan Gil, Marco Asensio, Dani Olmo, Mikel Oyarzabal, Rafa Mir y Javi Puado subieron al podio. En el fútbol olímpico no se ve, por fortuna, el lamentable espectáculo que dan algunos futbolistas rechazando la medalla del subcampeonato...
