Acabados los Juegos Olímpicos de París 2024, llega la hora de los casi obligados balances. En ellos es también casi obligado calificar de 'bueno', 'regular' o 'malo' y luego, si se quiere, entrar en detalle. Bien. Pero además en esta edición olímpica quizá sea también conveniente valorar las valoraciones previas. No vamos a entrar, evidentemente, en las particulares, que cada cual tiene derecho a juzgar como se quiera y aunque algunas parten de una ignorancia deportiva de la que no están a salvo supuestos creadores de opinión, otras están muy bien bien fundamentadas y parten de personas que conocen profundamente nuestro deporte en cuanto a actividad y organización.
Servidor de ustedes realizó una valoración previa a los Juegos en los que señalaba ya como significativo el hecho de que 32 años después de Barcelona 92 se siguiera soñando con superar el listón que se estableció entonces. Me sorprendió entonces el optimismo generalizado con ese mito de las 22 medallas.
Sí: se llegaba bien a París 2024. Si, el ciclo olímpico había sido muy bueno, pero me sorprendió que se relativizara el hecho de que siempre hay que competir, que se citara una cifra concreta incluso desde medios oficiales y más aún que hubiera 'quinielas' de medallas 'seguras' basándose en resultados previos -porque entonces igual no hacía falta hacer Juegos Olímpicos o habría que cambiar su mecánica: los disputan solo los medallistas previos, y listo... Luego está el listado de las medallas 'seguras', porque por ejemplo dar la de 'Nadalcaraz' como 'segura' tenía sentido sólo si no habías estudiado a los rivales. Opción, sí. Probable, ya...
18 medallas, 51 finalistas y un gran ciclo olímpico previo no justifican el pesimismo posolímpico español"
No sé si el hecho de que la realidad de la participación haya dejado algo maltrecho ese optimismo generalizado ha influido en la dureza de algunos juicios. En la medida que haya sido así sería tristemente gracioso: yo tiro por lo alto y si no 'acierto' la 'culpa' es de quien ha competido. Eso recuerda a algunas mentalidades como la del emperador tártaro Tamerlán: yo ordeno ganar una batalla y si no se gana, es desobediencia y decapito a los generales. Algunos tiran del manido: "no sabemos competir". Otros de "se lleva demasiada gente". Otros de "no se ha hecho lo esperado (¿?)..."
Del tono de la crítica se puede deducir el conocimiento de quien la hace y por tanto el valor que se le puede dar. Ignorar que el hecho de que se llevara una delegación muy numerosa es un mérito de nuestro deporte y la consecuencia de ese gran ciclo previo ya da una idea de ello. Por lo demás, no creo que nadie vaya a unos Juegos, a la competición deportiva más importante y que puede en gran medida definir su futuro deportivo-profesional e incluso personal, a pasearse. A veces las cosas no salen como se quiere, a veces los rivales -que tampoco parece que se piense nunca en ellos- también juegan... Pero en fin. Cabe decir que quien realmente conoce el deporte español no dice estas cosas, aunque sea crítico. Ni resta valor a los diplomas.
El 'problema' es que el actual modelo general de gestión no da más de sí: llevamos 28 años estabilizados en las 15-20 medallas y unos 40 finalistas"
¿Es criticable la actuación española? Valorable lo es, por supuesto. Y sinceramente, no ha sido objetivamente mala. 18 medallas, sólo por detrás de Barcelona 92 (22), Atenas 2004 y Londres 2012 (20). 18 medallas y 51 puestos de finalistas con nueve cuartos puestos, la cifra más alta de la historia hablan de una participación en la línea de los Juegos anteriores, quizá incluso superior en términos globales y si se suma al gran ciclo olímpico previo hablamos de un muy buen momento del deporte español que no justifica un pesimismo sólo explicable por la euforia previa. El 'problema', que lo hay, es otro.
El problema actual del deporte español es su modelo de gestión. No hay política de Estado para el Deporte y cuando se compite como estado, se nota. Ya antes de los Juegos decíamos que nos encontramos con unas Federaciones, de nuevo, muy 'desiguales' en cuanto a organización y medios. Un CSD que trata de organizar y liderar iniciativas pero lastrado por una naturaleza política que a veces le hace dar bandazos, y porque en ocasiones parece demasiado centrado en los asuntos del fútbol, un deporte al que es imperativo separar y dotar de un estatus distinto al del resto -porque sus problemas vienen del exceso de dinero y notoriedad, lo contrario al resto de modalidades-, un COE que sólo puede intervenir al final de la cadena, cuando el 'hecho olímpico' ya se ha producido, un ADO que fue la gran herramienta de Barcelona 92, en el que participan cuatro empresas (RTVE al margen) de las que dos son estatales...
Si se quieren las medallas de Italia, Francia, Alemania... pues hay que hacer como Italia, Francia o Alemania".
Este modelo de gestión, con todo, es mejor que el previo: el modelo de deporte español, en caso de haberlo, previo a 1992 nos dio un máximo de cuatro medallas y 14 finalistas (dos cuartos puestos) en Seúl 88. El modelo de 1992 nos ha estabilizado en una horquilla de 15-20 medallas y unos 40 finalistas desde Barcelona, afianzando bastante bien el 'efecto anfitrión de entonces". El asunto es si queremos ir más allá, y si es posible hacerlo.
Porque si queremos las medallas de Francia, Italia, Alemania, Australia o Países Bajos, igual la solución es fácil: Ser Francia, Italia, Alemania, Australia o Países Bajos. Quizá hubiera que estudiar sus modelos y adaptar cosas. Quizá el CSD tuviera que ejercer de director de federaciones con competencias reales (recordemos que las Federaciones son entidades privadas). También es cierto que vamos bien servidos en cuanto a legislaciones autonómicas.
Quizá el COE tuviera que asumir algunas competencias e iniciativas más al inicio de la cadena, el de la promoción deportiva, y al final, el de la organización olímpica. Quizá RTVE -las privadas, de momento, no entrar en este juego salvo una Movistar limitada por ser de pago- debiera prestar más apoyo en momentos importantes, habida cuenta que se ha visto en estos Juegos que el deporte con reclamo olímpico funciona.. Es difícilmente comprensible que no haya empresas deseosas en sumarse al ADOy en esto podría ayudar RTVE, aunque también la mentalidad empresarial española es la que es y no se caracteriza por su expansividad...
En fin. El asunto es que este modo de gestión que llevamos ahora parece que ha llegado al límite y si se quiere otra cosa habrá que actuar de modo diferente. Porque ¿dinero? Dinero hay más que nunca. El asunto es cómo se gasta.
Y esto es todo. Unos centímetros más o unas centésimas menos igual nos hubieran llevado a 24 medallas y estaríamos viviendo en la euforia pero el panorama real sería el mismo de hoy. Quedan cuatro años para los siguientes Juegos. Vamos a ver qué se hace...
P.D. La orolatría: realizar la clasificación olímpica por medallas de oro es absurdo, porque el valor deportivo de un país lo da el número. Creo que estamos empatados con Uzbekistán en el medallero y miren, sinceramente, creo que mejor que Uzbekistán sí estamos...