La primera vuelta olímpica de Jordan Díaz, tras el oro olímpico en triple salto, fue la de una estrella. Acabados los abrazos, cogió la bandera de España y comenzó a saborear lo logrado. "No te voy a decir que me dijo Pedroso. Me soltó 40 palabrotas y un lo hemos logrado, quédate con eso". Se hizo selfies con los aficionados, habló con su familia -"les dije que se bebiesen todo lo que tuvieran a mano", bromeó- y luego desapareció de la escena por el túnel para iniciar un sinfín de entrevistas.
"Creo que cuando fui campeón juvenil en Nairobi, en 2017, escribí algo en Facebook de que mi sueño era ser campeón olímpico y lo tengo que rescatar. Campeón olímpico es lo más grande que puede haber. Estoy súper contento", explicó. "Ha sido muy buena la marca. No he podido tirar más adelante, pero bien. Ahora para España y de vacaciones". Jordan se sentía en el cielo. "Si no consigo nunca más el récord del mundo, me da igual".
El campeón recordó su pasado y la difícil decisión que tomó, "pero si tuviera que tomarla 10 veces más, tomaría la misma. Quería hacer historia en España y lo he hecho, pero ahora hay que seguir", para luego hablar de la rutina que siguió el día. Acostumbrado a visionar vídeos de otras competiciones de grandes saltadores para motivarse, ésta vez no vio nada. "Me costó dormirme. Creo que caí a las 3 de la mañana y a las 9 me desperté por los nervios. No vi nada. Luego, obviamente, me volví a acostar porque no eran horas, comí, hablé con Iván y al estadio".
Sincero, el saltador reconoció que si Pedro Pichardo le hubiese obligado en el último salto a irse más allá de los 18 metros, "dudo que lo consiguiese, estaba hecho mierda. Su último salto lo viví bastante nervioso. ¿Celebración? Yo ahora mismo no sé si puedo caminar, ya veremos porque mañana hay que recoger la medalla y hay que estar bien".
En el otro rincón, el portugués se lamentaba de errores. "Cometí varios y perdí la medalla. No puedes dejarte 23 centímetros en la tabla en el primer salto (17,79). Si hubiese dejado una distancia lógica, pues seguramente hubiese ganado el oro". Pichardo se planteaba su futuro por la falta de apoyos que recibe en Portugal del Benfica, que va a destinar todo el dinero al fútbol.