Nadie puedo con el mejor. Y el mejor fue, de largo, Thom Pidcock. Pese a sufrir una avería remontó y acabó ganando su segundo oro olímpico en un final de carrera trepidante. Con más de 30º de temperatura y una humedad del 50%, el circuito de le la Colline d'Élancourte se convirtió en un infierno y el diablo que amargó la fiesta al francés Korettzky bajo los lamentables abucheos del público francés fue Pidcock.
En las dos primeras vueltas, el ritmo lo había marcado el suizo Matias Flueckiger, pero en la tercera ya apareció en escena Thomas Pidcock. Ataque durísimo con el objetivo de marcar un ritmo de carrera alto que pudiera beneficiarle con el francés Koretzky a su rueda. Y todo iba como el británico preveía hasta la vuelta cuatro. Ahí sufrió un pinchazo y perdió más de 40 segundos con el francés. Tocaba remontar.
No hemos vendido humo, hemos vendido ilusión
El espectador de lujo en la batalla entre el ciclista local y el aspirante a revalidar el oro fue el sudafricano HatHerley. Sin fuerzas -o ganas- de liderar la carrera, permaneció a la espera y le sirvió para alzarse con el bronce y asistir en primera persona a un duelo brutal por ser campeón. Y es que Pidcock, que consiguió recuperar el tiempo perdido tras el pichanzo, recibió un ataque de Koretzky en la subida más dura durante la última vuelta, pero fue capaz de reponerse y acabar primero con un adelantamiento espectacular en los metros finales. Oro merecidísimo que revalida después del conseguido en Tokio, plata para el francés y bronce para el sudafricano Alan HatHerly ante un público galo que encajó con muy poca deportividad la derrota de su corredor y recibió al británico en línea de meta con un sonoro abucheo.
Valero fue décimo; Cullell 24º
Los que no tuvieron su día fueron los españoles David Valero y Jofre Cullell. De salida se quedaron en un grupo a 40 segundos de la cabeza y nunca lograron engancharse a la lucha por las medallas. Cullell se fue al suelo y no pudo remontar y Valero, que ya saboreó el bronce en Tokio, se tuvo que conformar con la décima plaza tras recuperar varios puestos en las dos últimas vueltas. "La carrera ha sido muy rápida al inicio. Intenté no volverme loco, pero no pude conectarme con los primeros. Como dije, cualquiera de los 20 primeros podían optar a las medallas, pero la situación de carrera te pone en tu sitio", explicó.
El seleccionador Mikel Zabala aseguró que "el rendimiento es para estar muy orgullosos, pero el resultado es inferior al que queríamos. Veníamos con toda la ilusión a por una medalla y, en otras circunstancias, era posible. No hemos vendido humo, hemos vendido ilusión y hay que seguir trabajando con la misma ilusión".