Vaya por delante que María Xiao y Álvaro Robles ya habían hecho historia. Metiéndose en cuartos de final habían asegurado el primer diploma olímpico para el tenis de mesa español pero la catalana y el onubense querían más y el sueño de las semifinales no era ningún disparate.
De hecho, el pasado mes de enero en un torneo disputado en la India habían derrotado por un ajustado 3-2 a los hongkoneses Wong Chun Ting y Doo Hoi Kem, sus rivales esta tarde en el abarrotado South Paris Arena 4, un hervidero de banderas chinas en el deporte que el gigante asiático domina con mano de hierro desde su inclusión en el programa olímpico -han ganado 32 de los 37 oros que se han repartido-.
El primer set -cada partido es al mejor de siete y gana el que llega a 11 puntos con al menos dos de ventaja- fue muy parejo, con ventajas mínimas para una y otra pareja. María y Álvaro eran la viva imagen de la concentración, conscientes de que estaban ante un reto histórico para el deporte español.
El 11-9 final era el mejor comienzo posible pero quedaba aún un camino largo y empedrado ante los terceros del pasado mundial en Durban (Sudáfrica).
Con un ruido de fondo ensordecedor por el otro partido entre chinos y tawianeses, Xiao y Robles se la jugaban de nuevo en los últimos puntos pero esta vez la manga caía del lado de los hongkoneses por idéntico marcador (9-11).
El duelo se empezó a desequilibrar en el tercer set, en el que los asiáticos lograron un parcial de 1-6 (3-8) que resultó definitivo. El 4-11 final era un mal preludio pero quedaba la heroica...
El problema era que los asiáticos, a estas alturas de partido, habían ganado en confianza y en un pispás abrían brecha en el cuarto parcial (2-5), pero cuatro puntos seguidos de los españoles les recordaban que la victoria era posible. Si caían iba a ser dando batalla hasta el último aliento.
Así se llegaba a otro infartante 9-9 que dio paso a un punto de set de Wong y Doo que los nuestros levantaban con maestría para acabar ganando 12-10. Con empate a dos sets en el marcador, el partido, como quien dice, comenzaba de nuevo.
Un final más que digno
El quinto no tuvo historia y acabó con un apabullante 2-11 para los asiáticos. Había entonces que ganar las dos últimas mangas para abrir de par en par las puertas de la historia...
Y María y Álvaro se pusieron manos a la obra, hasta el punto de hacer temblar las gradas metálicas del pequeño South Paris Arena 4 y arrancar gritos unánimes de "¡Viva España!" tras un apasionante punto de María que ponía un ilusionante 4-0 en el marcador del sexto set.
Sin embargo, los hongkoneses hacían valer su mejor ranking -cuartos cabeza de serie del torneo- y se imponían por 8-11 en el sexto y definitivo set. El sueño de las semis, eso sí, había merecido la pena, como demostraba la unánime ovación de despedida que les brindó la grada.