La llama olímpica prendió en Fátima Gálvez (Baena, 1987) cuando tenía cinco años y vio por televisión la reñida final entre dos tiradoras en Barcelona 92. Entonces ya supo que quería ser campeona olímpica. Aún guarda su primer trofeo en una Feria de Montilla con 11 años. Fue el inicio de una carrera en la que hay un oro olímpico (Tokio 2020 junto a Alberto Fernández en foso mixto), otro mundial y dos europeos. En París, va a por la corona olímpica individual que le falta. El 30 de julio es la clasificatoria y el 31 la final.
Pregunta. ¿Qué queda de aquella niña de 5 años que se enamoró de los Juegos y el tiro?
Respuesta. La llama olímpica sigue en activo. En el campeonato de España de este año en Barcelona había una foto de la campeona olímpica en el 92, a la que vi por la tele, y me hice una foto como recuerdo porque gracias quise ser campeona olímpica.
P. ¿Qué fue lo que la marcó?
R. Me impactó mucho ver a una mujer empoderada.
P. Con 11 años hizo una lista con lo que tenía a que hacer para ser oro olímpico. ¿La ha cumplido?
R. A un 99%. Me propuse tener todos los títulos en tiro olímpico y sólo me falta el individual.
Con 11 años me propuse tener todos los títulos en tiro olímpico y sólo me falta el individual
P. A París acude como nº 1 del ranking mundial de foso, vigente campeona de Europa y medallista en todas las Copas del Mundo de esta temporada. ¿Llega en su mejor momento?
R. Según el curriculum puede parecer que vaya a ser medalla segura, pero dependemos del factor suerte, de los nervios y de la climatología. Quiero ganar la medalla, llego muy bien preparada. En el tiro, según pasan los años, somos más maduros en todos los sentidos y gestionamos mejor la competición. Mi objetivo es ganar el oro pero, sobre todo, disfrutar. Llego pensando que ya he ganado por lo que he aprendido y disfrutado. No debo obsesionarme porque estoy tirando bien. No puedo afirmar que voy a ganar una medalla pero sí que he trabajado para ello. He hecho un buen trabajo, me he preparado psicológicamente y físicamente y eso es lo que puedo controlar.
P. ¿Qué balance hace de este ciclo?
R. Muy bueno. Tengo confianza y seguridad de que he hecho un trabajo perfecto. A nivel nacional e internacional he estado siempre entre las mejores.
P. ¿Le ha cambiado la vida el oro olímpico que ganó en Tokio 2020 junto a Alberto Fernández en foso mixto?
R. No, ni me acuerdo de la medalla. Sigo trabajando igual, soy igual de luchadora y sigo queriendo ganar títulos. Ahora trabajo incluso más. Y a nivel de reconocimiento, mi oro ha pasado sin pena ni gloria. No se ha hecho el reconocimiento de lo que se merece esa medalla. No ha salido ningún patrocinador, sólo tengo OK Mobility.
El oro olímpico no ha sido reconocido como se merece
P. ¿Y dónde tiene el oro en casa?
R. Está en la habitación de los trofeos, pero veo más las que tengo dentro de una Copa. De hecho, tengo un trofeo, de unos 25 cm de altura, de cuando gané mi primera competición en una Feria de Montilla. Para mí es más especial casi que el oro olímpico. Ahí, con 11 años, me di cuenta de que quería ser tiradora de verdad. Fue entonces cuando hice mi lista. Ahí empezó todo, con ese trofeo.
P. En este ciclo ha trabajado de nuevo con su psicóloga Zoraida Rodríguez. Usted dijo que había sido clave la mente en Tokio. ¿Por qué?
R. En el tiro, nuestra propio rival somos nosotros y si nos dejamos llevar por pensamientos negativos hace que la competición pueda ser una tragedia. La visualización me ha ayudado para ir adelantando la reacción a determinadas situaciones y controlar esos pensamientos irracionales.
P. Su nombre sonó entre las posibles abanderadas. ¿Le hubiese gustado?
R. Me he quedado a las puertas y me hubiese encantado porque habría sido el colofón a mi carrera y hubiese dado visibilidad al tiro.
P. Pase lo que pase en París, ¿seguirá hasta los Juegos de Los Ángeles 2028?
R. Sí, lo tengo muy claro, los veo cerca. Me quedan perfectamente 10 años por delante si la cosa no cambia y no hay contratiempos físicos. El tiro es un deporte muy longevo, cuatro años no son nada.