Tan tradicional en la Navidad como el turrón o los villancicos es el sorteo de la Lotería de Navidad del 22 de diciembre. Y, con ello, los niños de San Ildefonso cantando los números y los premios con su características voces al repartir 'los mil euros' de la pedrea. Los niños y niñas aparecen uniformados con el traje del colegio llevan más de dos siglos cantando premios, pero, ¿por qué son ellos los que se encargan?
Más de dos siglos repartiendo premios
El primer niño de San Ildefonso fue un tal Diego López. En 1771 cantó por primera vez en Lotería. Sin embargo, no fue hasta 1812, con el primer sorteo de la Lotería de Navidad, cuando los niños de San Ildefonso comenzaron a ser uno de los protganistas de cada 22 de diciembre. Al principio, el hecho de cantar la lotería era una forma de conseguir financiación para el Colegio, aunque no existe un motivo exacto por el cual fueron elegidos para participar en los sorteos.
Hasta 1984 solo aparecían niños cantando la Lotería. A partir de ese año, las niñas fueron permitidas en participar en el sorteo. Algo que se mantiene en la actualidad. Hoy en día son 32 los niños escogidos para 'cantar' en cada sorteo de Navidad. Los niños deben ser estudiantes del Colegio, y se presentan como voluntarios.
Para que los niños puedan ser voluntarios deben cumplir tres requisitos. Deben tener más de 8 años, fluidez vocal y buena voz. También, para cantar en la Lotería de Navidad, tienen que tener experiencia previa en otros sorteos.
Responsables del Colegio realizan las audiciones a todos los que se presentan voluntarios para elegir a los 32 que participarán. Los elegidos comienzan los ensayos en octubre para ejercitar sus habilidades numéricas para que el día 22 todo salga a la perfección.
De orfanato a colegio y residencia
El Colegio de San Ildefonso fue creado en el siglo XV como institución para encargarse de los menores abandonados y huérfanos. Ese estatus lo mantuvo hasta la década de 1980 cuando comenzó a ser un Colegio convencional y mixto, hasta entonces solo era masculino. A finales de los ochenta se dividió en dos instituciones: un Colegio público y un internado donde actualmente conviven 60 alumnos.
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