- UFC. Merab lo vuelve a hacer: se lesiona a dos semanas de UFC 316... pero peleará
- UFC. Oliveira analiza el cambio de peso de Makhachev: "Estaba agotado..."
Desde Sevilla, apenas unos días antes de partir para Tenerife, Enrique 'Wasabi' Marín (14-7) atiende a MARCA. Está en 'Fight Week', en la de su regreso a la jaula tras más un año sin pelear... en una que quizás sea la última. Será lo que el cuerpo, el alma, le dicten tras combatir en Brave CF ante el alemán Christian Mach (8-5). De momento, el que fue el primer peleador español en la 'UFC moderna', pasa de entrenador a luchador... y vuelve a acaparar la atención de las MMA españolas.
Pregunta. Vuelve al octágono tras más de un año: ¿Qué tal ha sido su preparación?
Respuesta. Bueno, pues la verdad es que tengo la suerte de poder entrenar con buenos amigos, con gente de calidad tanto humana como deportiva. Con Joel, con Basco, con Colombo que me ha venido a echar una mano, un clásico como Isaac Barrio, que ese es de los clásicos, ‘Mou’ me ha ayudado en esta preparación también. Peleo contra un zurdo y es así como muy parecido a él en su forma de pelear, y la verdad que el tío me ha echado una mano muy grande. En fin, agradecido, agradecido en resumidas cuentas.
P. ¿Cómo compagina su papel de entrenador con preparar su propio campamento? No será sencillo…
R. Ellos se encargan de que no los desatienda. Es decir, cuando a ellos les llega esa duda existencial, esos demonios que te llegan siempre antes de los combates, antes de las competiciones, esas cosas que a mí me llegan igual, pese a los años que ya llevo en esto y tal... pero te llegan igual. Entonces, claro, evidentemente al final tiran de ti y aunque te desgasta un poquito, porque al final eso te consume energía, también te reconforta un poquito el alma, que nunca está de más.
P. Siempre se puede aprender de alguien, ¿no? Absorber de todo… ¿Qué le están aportando estas nuevas generaciones?
R. Claro, yo pienso que las nuevas generaciones tienen el deber de ser mejores que las antiguas. Eso del alumno que supera al maestro, que siempre ha quedado como muy en la teoría… yo pienso que ellos tienen el deber. Ya hay niños que vas a un campeonato de España amateur o saliendo fuera, y tienen un nivelazo que en mi época no lo tenían ni los profesionales. Ha habido una evolución, una evolución técnica, una evolución en la forma de enfocar la pelea. Antes era más al choque, las disciplinas estaban más separadas. Hacías kickboxing, hacías jiu-jitsu o lo que tocara, y se notaba mucho que hacías una disciplina u otra, pero no entrenabas las llaves de paso que conectan unas con otras. Mi generación era como gente muy dura, muy ruda. Había muchos anabolizantes también (risas, ed.), de esos tiempos del Pride, del antiguo UFC, hasta que entró la USADA y tal. Tenían menos excusas, eso también hay que decirlo… Pero hoy, cualquier peleador amateur que esté bien considerado y tenga bastante experiencia, yo pienso que es mucho mejor que el antiguo profesional de cuando yo empecé. Y eso, claro, hay que absorberlo también.
Yo pienso que las nuevas generaciones tienen el deber de ser mejores que las antigua
P. Usted dijo que ahora ya pelea “por placer”.
R. Sí, sí, claro, ya no es lo mismo. Digamos que eso te lo pide el cuerpo. Estos son ciclos. Cuando la gente te pregunta: ‘¿Hasta cuándo vas a estar peleando?’... Tú eso no lo vas a saber. El que es luchador de verdad, que lo lleva dentro, eso no lo sabes… Un día te llega y te dice el alma: ‘Oye, ya está bien. Ha estado bien. Ha sido un buen rock and roll’. Bueno, si quieres seguir manteniéndote, haces tus combates de grappling y tal, hasta que eso también lo dejes. Y claro, la necesidad que tienen ahora los luchadores locales, nuestros nacionales, de hacer dos o tres peleas al año para ver si entran en el Dana White’s Contender o lo que sea... esas necesidades yo ya no las tengo. Voy a cumplir ahora 39 años. ¿Dónde voy? Si tuviese las mismas expectativas que un chavalín de estos que están ahora peleando en el WOW, en el WAR, o donde sea… estaría totalmente desubicado. Y entonces al final terminaría perdido. Hago esta pelea, me gusta, me apetece, la hago. Después pongo el foco también en ayudar a los chavales. Viene mucha gente a entrenar también de fuera, de otros gimnasios, cuando tienen alguna semanilla de vacaciones, y se vienen para acá. Y eso a mí también me motiva. Con lo cual ya tengo ahí otro punto para seguir adelante con mi vida y seguir relacionado con este deporte, claro.
Un día te llega y te dice el alma: ‘Oye, ya está bien. Ha estado bien. Ha sido un buen rock and roll’
P. ¿Es el cuerpo el que te dice ‘quiero pelear’?
R. Simplemente, te soy sincero, Irati, es por el placer de pelear. Es el deporte que amo, que he amado toda la vida. Es un modo de vida que nos ha escogido a nosotros. Ya lleva una inercia, un rodaje, y cuesta aceptar que ya no puedes hacer dos o tres peleas al año. Pero cuando lo aceptas, le encuentras ese disfrute. Es simplemente el placer de luchar. Evidentemente, me preparo con conciencia. Quiero ganar. Voy a ganar. Soy competidor de toda la vida. Si mañana dejo la lucha y me meto en CrossFit o en lo que sea, quiero ganar. Es el código del competidor. Pero ya te lo tomas de otra manera, con menos presión. Porque si gano o pierdo ahora, ¿qué me supone? Lo mismo. Lo enfocas desde otro ángulo. Pero claro que quiero ganar, por amor propio, por lo que significa ser un luchador.
Es un modo de vida que nos ha escogido a nosotros. Ya lleva una inercia, un rodaje, y cuesta aceptar que ya no puedes hacer dos o tres peleas al año
P. No estuvo en WOW Sevilla, el pasado mes de abril, y mucha gente se pregunto por qué. La versión oficial es que tenía muchos peleadores a los que hacer esquina en dicho evento y no quería ‘mezclar’...
R. Lo que pasa es que he cometido el error, y te lo digo con la perspectiva que da el tiempo. Porque cuando estás dentro no lo ves. No puedes tirar un córner, rematarlo y ponerte de portero. Y después también quieres ser el árbitro... no puedes. Por circunstancias, porque nunca he tenido entrenador de MMA, me he tenido que formar solo. Así que era entrenador, pero también quería pelear. Y se me ha dado varias veces sacar a dos o tres peleadores, y pelear yo también. El desgaste emocional era brutal. Aun así lo hice la última vez en Sevilla, no este evento pasado, el anterior de WOW en Sevilla. Peleas el último, con toda la expectativa... todo son cargas. Y esta vez que hicieron el evento en Sevilla, claro que me lo propusieron muchas veces. Lógicamente, soy de aquí, me conocen, y como empresa quieren que esté en el cartel. Pero no puedo. Tengo que anteponer mi bienestar. Les dije: ‘Aquí tenéis a mis chavales, haced con ellos lo que queráis, pero yo no doy para más’.
P. ¿Y el futuro…?
R. Esa respuesta la tendría más clara después del combate del viernes que viene. Pero te voy a adelantar una cosa: ¿has visto ese símbolo que hacen los luchadores cuando se retiran? Cogen las dos guantillas y las dejan en el octógono, como diciendo: ‘Hasta aquí, ha estado bien, me he divertido’. No sé si voy a dejar las dos guantillas… pero una sí la voy a dejar. ¿Me explico? No sé si me retiro de la alta competición del todo, pero una guantilla la dejo, seguro. Porque ya no puedo más, no me da la vida, y tengo otras cosas que me motivan. Y ya está.
No sé si voy a dejar las dos guantillas… pero una sí la voy a dejar
P. En mi humilde opinión, Sevilla se ha convertido en uno de los epicentros de las MMA españolas. ¿Qué le hace sentir esto?
R. Pues la verdad, no sé cuál es la perspectiva que tienen desde fuera, pero si se nos ve como una referencia, oye, encantado. Yo, en el panorama de las MMA españolas, he intentado aportar todo lo que he podido. No ha sido poco, aunque tampoco quiero ponerme como protagonista de nada. No va conmigo eso. Pero creo que entre todos los de mi generación hemos contribuido a que esto creciera. Aquí al principio estábamos muy solos. Ahora ya hay más movimiento, más gimnasios. Los chicos del Sevilla Fight Center, con ‘Mou’. Pero es que en mis comienzos, literalmente, éramos tres o cuatro. El epicentro entonces estaba en Barcelona, Valencia y Canarias. Aquí nos teníamos que buscar las papas como podíamos. Por eso, ver cómo está Sevilla ahora, y que desde fuera se nos vea como referencia, la verdad es que es una alegría.
P. Brave lleva ya unos cuantos eventos en España, WOW crece mucho, está WAR, grandes promotoras quieren venir aquí… ¿Qué le parece? Me interesa su visión porque ha vivido todo el proceso de crecimiento de las MMA en este país.
R. Pues como tú decías antes, venimos de lo básico. Y ha habido un cambio radical. Yo lo veo como un nicho de mercado en todos los aspectos, y eso es bueno en muchos sentidos. No solo para el deportista, que también, claro, porque ahora tienen muchas más oportunidades para crecer, para consagrarse en buenas compañías. Está claro que todo el mundo quiere pelear en la UFC, porque es la más difícil, donde fichan a los mejores y donde mejor se paga, por norma general. Pero promotoras como PFL, Brave, Oktagon… son carteleras grandes. Y eso va generando un ecosistema que se retroalimenta. Ese impulso que han tenido las MMA en España en los últimos cinco años ha sido brutal. Hace 10 años, cuando empecé yo en el The Ultimate Fighter, ya se notaba cierto movimiento, pero ha sido en los últimos cinco cuando esto ha metido la quinta y la sexta marcha. Y eso lo cambia todo. Que vengan estas promotoras y se interesen por España genera más oportunidades. Y eso se nota no solo en los luchadores, también en los gimnasios, en los entrenadores, en la gente que trabaja alrededor del deporte. Al final, todo suma.
Ese impulso que han tenido las MMA en España en los últimos cinco años ha sido brutal
P. Fíjese, me pasa algo parecido en el periódico. Los veteranos siempre dicen que ahora los más jóvenes tenemos más fácil: que si las redes sociales, que si hay más oportunidades... ¿Usted hace esa misma reflexión con los jóvenes que están entrando ahora en las MMA? Hay más promotoras para pelear…
R. Claro, pero muchísimo más. Antes las veladas eran mixtas. Te hablo de cuando aún se llamaba Vale Tudo. Eran eventos donde había kickboxing, full , muay thai... y te metían dos o tres combates de Vale Tudo. No había campeonatos de España, ni regionales, ni nada. Incluso el nombre de la disciplina iba cambiando: que si combat grappling, que si lucha extrema... mil cosas. Todo eso que hay ahora, campeonatos regionales, nacionales, torneos amateurs, es rodaje, es formación. Porque no hay mejor maestro que la competición. Es ahí donde coges sensaciones reales, donde aprendes de verdad. Y hoy en día, con las redes sociales y la cantidad de eventos, tienes a algunos luchadores amateur que parecen profesionales. Tienen cuatro o cinco peleas, que no es tanto, pero el entorno los proyecta así. Y eso tiene su parte buena y su parte mala, como todo. Pero centrándonos en lo bueno, la situación ahora es inmejorable. Hay campeonatos, veladas, interclubes, promotoras... Eso antes ni existía. Pero ni de lejos.
No hay mejor maestro que la competición. Es ahí donde coges sensaciones reales, donde aprendes de verdad
P. Le pregunto, para acabar, por Joel Álvarez. Pocos lo conocen mejor que usted. ¿Cómo lo ve? ¿Qué tal está después de la lesión que le impidió pelear con Benoit Saint-Denis en UFC 315.
R. ¿Cómo lo veo? Pues mira, depende del enfoque… con ganas de subir a las 170 libras, evidentemente. Y lo entiendo perfectamente. Llevo ya 10 años viéndolo hacer cortes de peso. Ya no es el canijo que era antes. Yo lo llamo así. Antes rondaba los 75, 76 kilos fuera de temporada. Ahora está en 87-88 sin estar gordo. Es que es un tío grande. Y claro, cuando se pone en 70 kilos, tiene el mismo culo que un perro de pie. Y con ese tamaño, 1,91 metros de altura, imagínate. Ya no le compensa. Sufre demasiado. Y te lo digo yo que tengo en el móvil vídeos de sus recortes que no se publican, porque nosotros no somos muy de redes, ya lo sabes. Subimos alguna tontería para echarnos unas risas, pero poco más. Y tú ves esos vídeos y dices: ‘Madre mía, por favor’. Entonces llega un momento que ni por todo el dinero del mundo te compensa.
Yo le diría: ‘Súbete ya a los 77 kilos, que eres grande. Que digan lo que quieran
P. Es un tema de debate público el del corte de peso.
R. Yo, si me preguntas a mí, le diría: ‘Súbete ya a los 77 kilos, que eres grande. Que digan lo que quieran’. Porque van a hablar igual. Cuando hubo problemas de visado también dijeron mil cosas, y todas eran mentira. Y te lo digo yo, que estoy en los grupos de managers, con el departamento de inmigración, con todo... Y sé lo que hay de primera mano. Así que que digan lo que quieran. Lo importante es lo que le pida el alma. Y si su cuerpo le pide subir a wélter, que lo haga. Lo demás es ruido. Puedes hacer un campamento en el que no se temerme tanto el carácter de estar bajando peso… Ese sentimiento de debilidad, de asco, de ya no quiero más. Pues ahora lo vas a tener más llevadero, vas a trabajar más en el acondicionamiento físico, de fuerza, para esta nueva división. En fin, yo creo que el físico que tiene y el timing que tiene, que está a otro nivel, yo creo que le va a ir genial. Yo decida lo que decida, lo voy a apoyar al 100% como mi hermano. Pero no me gusta verlo sufrir tanto.
Comentarios