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Tardaré tiempo en olvidar Baku 2024. Una carrera con acción a raudales, tensión por la victoria y el podio... Y polémica. Con una primera parte dominada por Leclerc, pero que se revolucionó por la genialidad de Óscar Piastri. La estrella que viene. El australiano hizo lo que deberían hacer más a menudo otros pilotos: ignorar a su ingeniero.
Tom Stallard, el que fuera la voz que acompañaba a Carlos Sainz en las carreras, le pidió al piloto del McLaren 81 que cuidara las gomas. Tenía que gestionarlas para no destrozarlas como en la primera parte de carrera. Cosas de la juventud, a la mierda los ordenadores... Aupado en un efecto undercut de cuatro segundos, hizo una vuelta de salida de boxes en la que se dejó el alma. Y llegó al final de recta, a ese salto al vacío que es adelantar con los muros tan cerca. 0,9s, 0,8, 0,4... Se tira a adelantar al Ferrari. Lo fulmina. De 350 km/h a 110 km/h en tres segundos. Piastri contiene la respiración: "No sabía si lograría meter el coche en la curva, tenía el 50% de posibilidades de acabar contra el muro". Lo mete y resiste desde entonces 30 vueltas a un Leclerc en su circuito favorito, y su mejor estado de forma de la temporada.
El complejo accidente entre Checo y Sainz
Fue un gran premio para pilotos inteligentes, en el que Checo fue mejor que Max hasta el tramo final. A esas últimas vueltas llegó Carlos Sainz con las ruedas más cuidadas que su compañero de equipo, y que el mexicano. Ya os aviso, no veo un culpable claro en el accidente. Una colisión en la que ninguno de los dos mueve el volante contra su rival, pero ambos confluyen en el mismo espacio.
Checo pudo hacer algo más por evitarlo. Tenía mucho sitio a la izquierda. Y veía el movimiento del coche de delante. Carlos seguía la trazada habitual en esa zona del circuito. Ir poco a poco apartándose del muro. Se movió un coche respecto del muro de la derecha. Su rival de Red Bull, sólo medio... Por eso se chocaron. Quería el rebufo de Leclerc, Carlos también... La rueda delantera derecha del coche once hizo el afilador con la trasera izquierda de su adversario y generó el efecto óptico erróneo de que el Ferrari se echaba encima de su rival. La colisión final fue producto del toque. Mala suerte para los dos.
La polémica se vivió a ambos lados del Atlántico, y con opiniones contrarias, pero hasta los pilotos neutrales como Jolyon Palmer ven más culpable al mexicano por la cantidad de espacio que tenía a su izquierda. "Manda el que va delante, y ese es Carlos", asevera. También casi todos coinciden en el diagnóstico de verlo como un incidente de carrera.
La bandera roja y un trazado espectacular
Podría haber saltado perfectamente la bandera roja, y se habría tomado la clasificación de la vuelta anterior, con el piloto de Red Bull tercero y el Ferrari cuarto. No fue así. La remontada de Norris, las batallas de Colapinto, la sabiduría de Alonso hasta un sexto imposible, el buen redebut de Bearman, miraras por donde miraras hubo puntos de interés.
Y en eso tuvo mucho que ver Baku, el mejor trazado urbano del Mundial. Con un asfalto grasiento y deslizante. No perdona errores y, además, permite buenos adelantamientos con el noble arte del rebufo. Mónaco y Singapur son dos ratoneras, media pista de Yedah es una recta y agarra demasiado, Miami no es de verdad urbano, Albert Park ha perdido parte de su carácter, Las Vegas es menos técnico...
Seamos realistas, las pistas de curvas muy rápidas dan menos espectáculo con estos coches que las de curvas de noventa grados. El muro separa a los mejores pilotos de los buenos. Ahora sólo falta que el segundo escalón de la parrilla (del quinto al décimo equipo), que lidera Aston Martin, pueda dar el salto a luchar con los de delante. Ese será el primer objetivo de la era Newey.
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