"He visto ahí en la portada 'Fernando no es de este mundo, vuelta estratosférica de Alonso, el mago Alonso vuelve a desafiar a la lógica con una vuelta mágica' y luego pincho en la noticia y resulta que sale séptimo". Esa frase se lleva escuchando un par de Grandes Premios, con cierto recochineo, cuando termina la clasificación de Fórmula 1. Pero oye, es que el titular es bueno y tiene razón. Entrar en la Q3 con el tractor que conduce estos días tiene casi el mismo mérito que hacer pole con el pepino de coche que tiene Norris.
En las simulaciones que hace la propia Fórmula 1, el Aston Martin era el tercer coche más lento a una vuelta, a 1.24 segundos del McLaren. Es decir, que Fernando tendría que salir mañana en octava fila de parrilla, el 15 o el 16. Y la estimación no debía estar muy equivocada, porque su compañero Stroll quedó decimoséptimo y no se metió ni en la Q2. Pero Alonso acabó la segunda manga a cuatro décimas de Lando. Sí, contra toda lógica. Sí, con una vuelta estratosférica. Sí, haciendo magia.
Hay que valorar en su justa medida lo que está haciendo Alonso con un coche al que, si hay que ponerle un adjetivo, no sería 'rápido' precisamente. Ahora mismo su guerra no es ganar, por mucho que nos duela. Es sobrevivir. Y en la trinchera hay pocos que sepan disfrutar del tráfico como Fernando. No hay más que ver lo incómodo que está Verstappen en cuanto su coche no es insultantemente el mejor.
Entre la broma y la realidad, estamos esperando que un señor que dibuja coches a lápiz diseñe un monoplaza que permita a Alonso competir dentro de dos años, cuando tenga 45. Y creemos que puede pasar, nosotros y sus rivales, lo que habla del respeto que le tienen.
A Alonso le estamos esperando tanto los que queremos que vuelva a ganar un Mundial como los que desean que siga corriendo hasta los 70 años quedando en última fila en todas las carreras. ¿Qué harán el día que se retire, si están todo el día pendientes de él?
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