El día antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos, Carlos Garach, voz del agua que diría su paisano granadino Manuel Benítez, cumplirá 20 años. Una de las esperanzas de una generación ilusionante acometerá en París cuatro pruebas: el relevo 4x200 y todo el fondo, 800, 1.500 e incluso la prueba de 10.000 de aguas abiertas.
Pregunta. ¿Nadar cuatro pruebas no es un programa muy pretencioso para sus primeros Juegos?
Respuesta. Sí, pero estoy entrenando para ello y creo que somos capaces de llegar a buen nivel en todas las pruebas. Es una buena oportunidad para conocer la experiencia olímpica, disfrutar y hacer las mejores marcas.
P: ¿Intenta saber mucho sobre la contaminación del Sena o tampoco le da muchas vueltas?
R: El año pasado se suspendió la Copa del Mundo porque el río no estaba para nadar. Últimamente en los medios salen muchas noticias sobre la inversión del Gobierno francés. Yo espero que se pueda competir, porque hacerlo en el centro de París, al lado de la Torre Eiffel, es algo inolvidable.
P: ¿Su madre se preocupa por esto?
R: Mis padres, en eso del nado en abierto, están siempre preocupados porque nunca sabes lo que puede suceder: pillar una bacteria, que te pique una medusa o que te coja un cocodrilo. Nunca se sabe. Ella sabe que si nos tiramos al agua hay la máxima seguridad posible y en ese sentido está muy tranquila.
P: ¿Cómo ha vivido este año tan frenético?
R: El año olímpico es un año muy intenso. En enero, es cierto, tenía alguna preocupación porque aunque había hecho la mínima varias veces, aún no estaba clasificado oficialmente y estaba con nervios, pero, a la vez, con muchísimas ganas y muchísima motivación. Ya cuando en febrero conseguí clasificarme para los 800 en el Mundial de Doha y conseguí la plaza olímpica ya fue todo fue un descanso a nivel mental porque ya tenía la participación olímpica y podía centrarme en los Juegos.
P: Llegó a los Mundiales absolutos sin haber nadado antes unos Europeos jr. ¿A usted también le sorprende su trayectoria?
R: Antes de entrar en el Centro (de Churriana) con Xavi (Casademont) hace cuatro años, tenía la mente en el Europeo junior. Pero llegó la pandemia, se cancelaron, y me dio un bajón muy fuerte. Muchos de mis compañeros y yo pensamos en dejarlo. Pero la verdad es que surgió la oportunidad de ir a entrenar con él y pegué un cambio bestial. En 1.500 bajé 1.15, que es un montón, y conseguí mi primera medalla absoluta en España y estoy muy contento porque gracias a Xavi he dado ese cambio.
Y es verdad que antes de ir a una gran competición junior fui a un Mundial y un Europeo absoluto. Fue algo que me impactó porque no había tenido una progresión de campeonato. Yo llegué sin saber qué iba a pasar, no sabía lo que me iba a encontrar. Fue una experiencia muy bonita, aunque los resultados no fueron buenos, me marcó.
P: Usted destacó como alevín, pero luego se estancó. ¿Qué le motivó a seguir nadando en una edad tan difícil?
R: En mi primer año en alevín conseguí un bronce en 1.500. Y, a partir de ahí, el segundo año de alevín y el resto de categorías fueron una colección de cuartos puestos. No conseguía medallas, no conseguía ir con la federación andaluza siquiera a los Nacionales. Pero soy una persona muy competitiva y fue lo que me hizo seguir.
Cuando ves a la gente a la que has irado y seguido en la calle de al lado te produce una sensación de orgullo
P: Siguió los Juegos Olímpicos de Tokio por la tele. ¿Los devoró o los siguió de aquella manera?
R: Me coincidió con el Europeo de junior de aguas abiertas, pero es verdad que cuando nadaban los españoles o el 1.500 y las aguas abiertas pues lo seguía mucho. Al final los Juegos es una competición que a todos nos gusta, más siendo deportista.
P: Y todos esos que antes estaban al otro lado del televisor ahora son sus rivales, el cambio es tan grande como ilusionante.
R: Fue así. He tenido suerte que parte de los nadadores que los he tenido, y sigo teniendo como ídolos, los he podido conocer y he podido entrenarme incluso con ellos. Cuando ves a esa gente a la que has seguido en televisión en la calle de al lado y te ves hablando con ellos sientes un poco de orgullo y dices "lo he conseguido". Eso es una de las cosas que más satisfacción me ha dado.
P: ¿Por qué no ha dado el salto a las universidades americanas? A su condición de nadador añade que es bueno en los estudios (ingeniería electrónica)
R: Es cierto que las universidades de EE.UU. son muy buenas para la velocidad y el mediofondo y, en algunos casos, como en California para los fondistas. Pero yo soy de los que siempre apuesto por los que han apostado por mí. Xavi lo hizo desde el primer momento cuando yo no era nadie y es con quien encuentro esa complicidad. A parte a mí me encanta España, yo no podría vivir sin todo lo que tiene que ver con ella: la comida, el clima, la gente. No tengo en mente eso ni creo que lo tenga.
P: ¿Qué rutina sigue antes de las carreras?
R: Antes de competir, me pego una ducha de agua fría dos o tres horas antes, después de una siesta, para activarme. Me pongo música, me pongo a preparar la mochila todo súperordenado, me tomo la suplementación que me tengo que tomar antes, voy a la piscina, caliento en agua, luego en seco, luego otra vez en agua porque uno de los problemas que tenemos los fondistas es que somos como un coche diesel que necesitamos apretar un poco antes para que luego vaya al máximo. No somos de gasolina que tienen más aceleración.
Asi que hacemos un entrenamiento de 400 ó 500 metros y luego me voy a la cámara de llamadas, intento relacionarme con mis compañeros, para estar concentrado, pero sin presionarme.
P: ¿Cómo ha logrado un estilo tan depurado?
R: Creo que el estilo que tengo es de mucho trabajo, mío y de mi entrenador. Nos hemos centrado en nadar largo, con poca brazada, lo más alto posible, gastar lo mínimo y avanzar lo máximo. Es algo en que nos centramos mucho y le dedicamos mucho tiempo, con muchos sensores, muchas visitas a Eindhoven a un grupo de biomecánicos... Poco a poco hemos mejorado y tenemos que seguir.
P: ¿En cuántas brazadas está?
R: Depende. En 1.500 puedo estar en 28 cada largo, en 800 podemos subir a 32 y en 400 subo. Aunque lo solemos ver por frecuencia: pues 40 el del 1.500 y a partir de ahí para arriba.
Quizás dentro de cuatro años la conversación sea distinta, pero ahora en los Juegos no me tengo que montar películas. Tengo que ir a disfrutar, no puedo aspirar a una medalla
P: En unas pruebas tan largas, ¿uno en qué piensa? Hay tiempo para mucho
R: Al final, las pruebas largas necesitan mucha estrategia. En un 1.500 hay que estar atento al nado, a no pasarte de pies, a controlar la fuerza, a centrarte en los virajes. en las batidas, las pulsaciones, en controlar la respiración, en saber cuándo hay que cambiar de ritmo, en ver si el entrenador te hace una seña... Son cosas que por separado son fáciles, pero que todas juntas requieren mucha concentración.
P: En los Mundiales de Doha este año se estresó mucho, ¿ha aprendido para disfrutar en París de los que serán sus primeros Juegos y lo que venga?
R: Es verdad que una de las cosas que he aprendido en los tres Mundiales es que no me tengo que meter presión extra. Yo tengo que ser realista y sé que ahora mismo no puedo aspirar a una medalla. Lo mismo en Los Ángeles, en 2028, tenemos otra conversación y te digo que sí, que voy a ir a por a ganar. Pero ahora no me tengo que montar películas. Eso es algo que me han enseñado Jessica Vall y también Lozano. Que sobre todo tengo que ir a disfrutar. Yo estoy en este deporte porque me gusta. Muchas veces en el alto nivel se te olvida que estás aquí porque te gusta y se te olvida disfrutar.
Yo a los Juegos voy a ir a hacer mis mejores marcas y a dejar la competición con la sensación de haberlo dado todo y si consigo una final que es mi objetivo, estaré súper contento. Y si me quedo noveno, pero he hecho mis mejores marcas o he batido el récord de España me iré súper feliz. Voy a estar más contento si me he quedado a un segundo de mi marca y he sido feliz, que si estoy en ellas y he estado llorando por las esquinas.
P: De todos los grandes fondistas que están en la piscina ahora, ¿quién es su mayor referencia?
R: Todos tienen algo. Siempre he tenido como referencia a Gregorio Paltrinieri y Florian Wellbrock. De hecho he entrenado varias veces con el italiano en concentraciones de dos semanas. He tenido la suerte de competir también con él y sé de lo que es capaz. Va a hacerlo muy bien. También en los últimos años he coincidido con Daniel Wiffen y tengo buena relación. Hoy en día en el fondo cada vez hay más nivel.
P: La natación española ha vivido en los últimos tiempos de Mireia Belmonte y ahora de Hugo. ¿Llega una generación que reforzará el segundo escalón?
R: La natación española, y me baso en los últimos Europeos junior que han acabado estos días con récord de medallas, y en todos los estilos, o el grupo para París en el que los relevos ilusionan, Emma Carrasco ilusiona, Estela Llum ilusiona, Carmen Weiler, César Castro, Luis Domínguez, Araceli, yo... Hay un montón de gente. Estamos consiguiendo desde la base de la pirámide subir y subir. Es verdad que hemos tenido muy buenos años con Mireia, también con Melanie Costa, con Jessica Vall y yo creo que lo viene va a sorprender a nivel internacional. Hay mucho talento y se va a notar. En Los Ángeles vamos a tener un grupo más grande y con mucho más nivel.
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