Exhausta. Emocionada. Incrédula. Feliz. En ese estado atendió la joven Martina Calvo desde Argentina a MARCA tras hacer (otra vez) historia en el pádel femenino. Y es que este sábado disputará sus primeras semifinales –junto a Aranza Osoro- de Premier Padel a los 16 años y 329 días.
“Hoy estamos en semis pero lo mismo el torneo que viene pierdo en primera ronda, vaya por delante”, comienza diciendo la jugadora navarra, a la que una llamada de la ‘vikinga’ Osoro le ha puesto aún más si cabe bajo los focos. “Que me llame Aranza… no es una cualquiera. He cambiado de estar en previa a jugar cuadro y, claro, hay más presión”, añade.
A mí ver pádel me aburría, yo lo que quería era jugar
Pero, a pesar de su corta edad, Calvo es directa y natural en sus respuestas, sobre todo cuando le preguntamos sobre este último mes en el que ha pulverizado récords como si no costase. “Ha sido el mes más loco de mi vida, sin duda. Es que de hecho, ahora estoy hablando contigo, pero había hecho poquísimas entrevistas en mi vida y ahora… Mira, te lo voy a contar. Anoche no podía dormir pensando… y si gano, ¿qué digo en la entrevista? ¡Luego soñé con eso! Pensaba ‘Martina, no lo pienses más, no te hagas ilusiones’…”, explica.
Desde los cuatro años con la pala en la mano, Martina Calvo es pupila del exjugador español Pablo Semprún, exnúmero 1 quien a principios de siglo compartió pista, entre otros, con Hernán Auguste y con un joven Fernando Belasteguín. “Mis padres iban a clases y me dejaban por ahí suelta hasta que me apuntaron a clases, aunque a mí me gustaba más el fútbol”, recuerda. “A mí ver pádel me aburría, yo lo que quería era jugar, así que no sabría decirte a quién me parezco…”, añade.
Anoche no podía dormir pensando… y si gano, ¿qué digo en la entrevista? ¡Luego soñé con eso! Pensaba ‘Martina, no lo pienses más, no te hagas ilusiones’…
El gran cambio del balón a la pala y los estudios
Hasta los 10 años, Martina se divertía mucho más sobre una cancha de fútbol –en el colegio- que sobre el 20x10 de pádel. Sin embargo, el gran cambio llegó cuando empezó a competir en un equipo de chicos. “Me dejó de gustar porque los chicos no me la pasaban. Luego me cambié a un equipo de chicas, pero ahí hice ‘clic’ y simplemente lo veía como diversión con amigas”, relata.
“Llegué incluso a jugar algún torneo con Osasuna y no me sacaban, era una paquete. Fue algún torneo suelto de estos que te llaman casi para probar, pero me dejaron de llamar porque…”, añade, entre risas. Tras este breve idilio, Martina decidió apostar por el pádel y aumentó sus entrenamientos semanales, llegando incluso a prepararse los fines de semana.
Llegué incluso a jugar algún torneo con Osasuna y no me sacaban, era una paquete
Ahora, a poco más de un mes (5 de julio) de cumplir los 17, Martina está en boca de todos mientras vive en su Pamplona natal y cursa Primero de Bachillerato. Eso sí, bajo un orden estricto, casi sin tiempo para nada más entre viaje y viaje: “Lo he acabado bien, pero es verdad que es muy cansado. Entrenamiento, estudio y dormir. Es sacrificado, pero tengo claro que quiero seguir formándome -le gustaría Fisioterapia o Podología- y por eso no me puedo quejar”.
Una inocencia contagiosa, un talento todavía por explorar y una muestra más de que el pádel femenino vive el mejor momento de toda su historia. Martina Calvo quiere seguir escribiendo la suya, y mañana en Argentina tiene otra página en blanco.
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