Como si de una prueba del destino se tratara, Belén Rodríguez tomó la decisión de producir su propio vino, el Annapurna, haciendo lo que más le gusta, escalar cumbres. A 6.961 metros de altura, en el Aconcagua.
Allí conoció a una pareja de Mexicanos, Ernesto y Eduardo, quiénes decidieron apostar por el proyecto. “Gracias a este apoyo hoy podemos tener este producto único en el mundo porque es el único viñedo dentro de la denominación de origen de Almansa, de garnacha tintorera, con 20 hectáreas”.
El vino lleva el nombre del macizo montañoso situado en el centro de la cordillera del Himalaya, uno de los 14 ochomiles que existen en el mundo y la montaña más arriesgada de escalar, con 8.091 metros de altura. “Annapurna es la interpretación que yo hago de este vino, de Garnacha Tintorera, un vino de altura, situado a 1050 metros de altitud”.
No hay nada que el amor no pueda hacer, y así lo demostró cuando se decidió a elaborar el Annapurna, lo hizo en parte por su apego al alpinismo, “por esa relación con la montaña, y el riesgo”. Su significado hace referencia a la diosa de las cosechas, “lo cual encajaba muy bien con nuestro tipo de uva” explica la deportista.
La pandemia del Coronavirus supuso un punto de inflexión en su vida, un cambio que la hizo apostar por el negocio familiar y aprender a maridar el alpinismo con la viticultura. “Te enteras de la situación real de la finca… una situación en la que o yo apostaba a nivel económico o íbamos a tener que vender la finca”.
Gran entusiasta de los retos, comenzó a formarse en el mundo vinícola, en 2020, momento en el que ya unía sus dos pasiones, “era un lujo porque como agricultora podía ir a la finca y tener unas cuantas hectáreas para correr alrededor de los viñedos", recuerda la deportista.
Tengo que entrenar y probarme con la expedición para llevar ese vino a hacia las nubes"
Uno de sus propósitos para este año a nivel físico es subir al Manaslu con un acompañante muy especial, de la mano de su Annapurna, “ ya que he lanzado un vino, pues tengo que entrenar y probarme con la expedición para llevar ese vino a hacia las nubes".
UN VINO CON ALTURA
A pesar de que vino y montaña son dos conceptos muy diferentes, Belén Rodríguez ha encontrado un nexo de unión muy especial entre ambos y por ello se propuso realizar el reto 8K. “Este vino hay que llevarlo a la cumbre de una montaña de 8.000 metros y así espero que sea en esta próxima primavera.
“Este vino hay que llevarlo a la cumbre de una montaña de 8.000 metros
La idea deportiva asociada a este proyecto es que en cada comunidad donde se consuma o se venda el vino, poder llevarlo a la cumbre más alta.
La primera parada ha sido en la Sierra de Guadarrama. “La presentación se inició en Madrid, decidí que había que llegar corriendo hasta Peñalara entonces cogí la botella de vino, me la eché a la mochila y a las 12 de la noche salí de la Puerta del Sol”.
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