"De tritranquilo a triridículo"

Una peineta bochornosa. Y un “hijos de puta” al aire peligrosamente respirable en Jeddah, y un tuit cargado de soberbia impropio de un deportista legendario convertido en fanboy del presidente Laporta, ayer, de nuevo, solapando con su grosero comportamiento la noticia de primera magnitud que supuso la victoria del Barça ante un Athletic Club de Bilbao que ofreció, todo hay que decirlo, una versión irreconocible en el King Abdullah. 

De esta manera resumimos el nuevo episodio vivido ayer en la casa culé dentro del serial Olmo, inocente a todas luces, y que empieza a inspirar cierta lástima al convertirse involuntariamente en un arma arrojadiza entre despachos institucionales. Avisábamos ayer de que si el proceso salía del ámbito deportivo iba a apestar a pasteleo. Recuerdo a Juan Fernández, histórico presidente del OAR Ferrol de baloncesto, decir que si a lo más bonito de la vida que es una madre le añades algo tan chusco como la política, te queda una suegra. Flema gallega para entender que en la casa materna de tu pareja no se ponen los pies encima de la mesa.
¿Por qué molesta Laporta? Eso es lo que falta por saber, pero parece evidente que en la nueva alianza LFP-RFEF el objetivo está claro. Es él. Hasta el portavoz del Partido Popular, después de que hablase la portavoz del gobierno, se ha pronunciado al respecto y ha abierto una vía llena de connotaciones e interpretaciones varias que se alejan de lo estrictamente istrativo.
Habrá más episodios en esta telenovela presidencial que arrancó con una lona en La Castellana y veremos si concluye en la lona de la destitución. Y es que no es lo mismo que vuelen canapés en Montjuic a que vuelen butifarras en Arabia.