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Federico Valverde Dipetta no es que lo juegue todo, es que todo lo juega con compromiso. Este futbolista, usando una de las expresiones más clásicas del castellano, bien podríamos decir que ‘es una mina’. Cabe especificar el matiz de la procedencia de la expresión teniendo en cuenta que en Sudamérica el término ‘mina’ se usa para referirse a una chica, que su mujer se llama Mina Bonino y que ayer el Real Madrid jugó en contra la Deportiva Minera.
Me apetecía hacer tanto este juego de palabras como dedicarle unas líneas a Valverde, su compromiso y su rendimiento. A pesar de machacar el término ‘mina’ soy consciente que no estoy descubriendo la pólvora a la hora de ensalzar a este futbolistas y sus cualidades. Fede lleva mucho tiempo ya demostrando que es único, inimitable e incombustible.
Si Toni Kroos te nombra como heredero es que ‘algo tienes’. Sin embargo, el uruguayo ha sabido comprender que vale para todo, pero en especial para ser él mismo. Hemos visto muchas facetas de Valverde; desde ese rubio de bote que añoraba la figura de su maestro hasta un lateral improvisado con seguridad abajo y recorrido arriba. Todo ello, por cierto, sin dejar de meter goles, nueve en lo que va de temporada.
Sin embargo, el dato más basto es el de haber jugado el 100% de los partidos como titular y haber aguantado el 95% de los minutos en el campo. Imprescindible se mire por donde se mire y con un pundonor constante. Todavía duele recordar su pesar cuando recordó en sala de prensa su error en San Mamés: "Estuve toda la noche sin dormir". Me lo creo, por suerte nadie con dos dedos de memoria le pudo reprochar nada. Producto de la cantera, para los que suelen hablar todo el rato de diamantes sin poner en consideración que Fede es una mina.
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