Pese a que un comité independiente de expertos de la FDA ha recomendado el uso de emergencia de la vacuna de Moderna en Estados Unidos tras probarse una eficacia del 94,5%, lo cierto es que la istración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) también ha constatado la aparición de siete casos en los que se produjeron efectos secundarios que, si bien no fueron graves, sí fueron, cuando menos, desagradables.
Si la fatiga, el dolor de cabeza o el dolor muscular son inherentes a cualquier tipo de vacuna, en el caso de Moderna se han detectado más reacciones. De hecho, tanto desde la propia empresa como los investigadores reconocieron cuatro casos asociados a vómitos o naúseas. Sin embargo, las pruebas a las que se sometieron hasta 30.000 voluntarios también arrojaron resultados sorprendentes.
Así, tres personas a las que se le inyectó el fármaco sufrieron hinchazón en mejillas o labios, un efecto secundario que no se había manifestado nunca hasta ahora. Otros voluntarios sufrieron el desgaste de los cartílagos que cubren a las articulaciones, lo que se denomina artritis reumatoide. Incluso hubo otro cuatro que padecieron la parálisis de Bell, que se trata de un bloqueo temporal de una parte de la cara.
No obstante, el comité de expertos de la FDA, que tras ocho horas de deliberación ha aprobado el uso de la vacuna con 20 votos a favor y una única abstención, entiende que "el perfil de seguridad es favorable" y que los efectos secundarios detectados "no suponen un problema de seguridad específico que impida su uso de emergencia".
De hecho, la eficacia de la vacuna de Moderna es del 100 % en personas mayores de 65 años según determinaron las pruebas a las que se sometieron 3.527 voluntarios. Por su parte, de los 10.407 de entre 18 y 65 años sólo hubo cinco que se contagiaran de coronavirus tras recibir los anticuerpos.
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