El año 2017 supuso un punto de inflexión para Salvador Sobral en su carrera como músico, pero también en su vida en el sentido literal de la palabra. El 13 de mayo, y gracias al ahínco y al tesón de su única hermana, la también cantante y compositora Luísa Sobral, conquistó el LXII Festival de la Canción de Eurovisión. El lisboeta, con 'Amar pelos dois', tema compuesto por ella, consiguió por primera vez en la historia la victoria para Portugal y batió, además, el récord histórico de puntuación del concurso al lograr 758 puntos. Entonces, su salud ya era muy delicada, pero cuatro meses después su cuerpo dijo basta y después de tres meses ingresado volvió a nacer.
Ahora, seis años después, ha publicado su cuarto álbum de estudio, 'Timbre', un disco producido por Leo Aldrey y compuesto por 11 canciones en el que Salvador Sobral ha contado con la colaboración de la mexicana Silvana Estrada, la sa Barbara Pravi y el uruguayo Jorge Drexler, además de su hermana. Un trabajo en el que interpreta siete temas en su lengua materna, tres en español y uno en francés. Luxemburgo, Alemania, Países Bajos y Suiza, además de España y Portugal, son las paradas programadas de aquí a final de año y en los dos primeros meses de 2024 de un artista que antes de subirse al avión ha visitado la redacción de Tiramillas para charlar un ratito sobre 'Timbre', su gira, su hija Aída, su nuevo corazón, Eurovisión...
- ¿Qué van a encontrar sus fans en 'Timbre'?
- La gente que va a escuchar este disco va a encontrar un disco más festivo, más luminoso que los discos anteriores, más sencillo en el sentido técnico de la palabra. Hay menos información armónica, menos acordes y más ganas mías de que la gente disfrute de la música, pueda cantar mis canciones y que, incluso, pueda bailar. Tenía ganas de hacer música más libre y ese ha sido el resultado con 'Timbre'.
- De las 11 canciones que componen 'Timbre', siete las canta en portugués, tres en español y una en francés. ¿Por qué en tres idiomas?
- Yo considero que el idioma principal es la música, ¿no? Y las lenguas en las que hablo y en las que canto son como los pedales de los guitarristas, me permiten distintas interpretaciones, distintas formas de componer. A mí me gusta componer en francés por ejemplo porque es el idioma que hablo con mi novia, ya que ella es sa y a la hora de escribir cosas de amor o eróticas me sale en ese idioma. El español, que lo aprendí con latinoamericanos, me gusta para hacer canciones más tropicales, más divertidas, porque así fueron mis influencias en ese idioma. Y el portugués es mi lengua materna y en el que hago las canciones más íntimas y autobiográficas.
- En 'Timbre' cuenta con la colaboración de su hermana -Luisa Sobral-, Silvana Estrada, Bárbara Pravi y Jorge Drexler. ¿Cómo surgió la colaboración con este último en 'Al llegar'?
- Conocí a Jorge Drexler porque en el concierto que dio en el Palau de la Música en 2014 yo estaba estudiando en Barcelona y era fan absoluto de sus canciones, incluso a día de hoy creo que es el mejor compositor del mundo. Yo estaba sentado en primera fila y él preguntó si alguien del público quería hacer un solo. Yo levanté el brazo, desde mi asiento hice un solo y después me dejaron entrar en su camerino porque había sido el chico del solo. Y años más tarde me vio en Eurovisión y se dio cuenta de que era el chico del solo. Se ve que le gustó como canto y me dijo que si tenía una canción para cantar juntos le llamara, le mandara un mensaje. Entonces Leo Aldrey y yo compusimos una canción, tanto la letra como la música, pensando en Jorge Drexler, se la mandamos, le gustó, se apuntó a cantarla conmigo, fui a Madrid a grabar con él y salió 'Al llegar'. Para mí es surrealista tener a un gran ídolo como él en 'Timbre'.
- En 'Timbre' dedica una canción, 'El regalo que me hiciste', a la persona cuyo corazón le salvó la vida a finales de 2017. Entre el trasplante y este álbum ha publicado dos discos y un EP, ¿por qué ese homenje ahora y no antes?
- Después de ser operado y salir del hospital, sólo pensar en el donante y toda la situación clínica hacía que me emocionara mucho y tuviera ganas de llorar todo el tiempo, así que era impensable escribirle una canción. Ante esta experiencia tan intensa y tan importate en mi vida como fue el trasplante de corazón, necesité ganar mucha distancia para poder, incluso, empezar a hablar de ello. Sólo hace un año que empecé a conocer a gente que espera un trasplante, a hablar de las dificultades del postoperatorio, que son muchas... Hace poco tiempo que conseguí hablar de ello sin llorar. Entonces, en el tercer disco postrasplante fue cuando vi que ya había ganado distancia suficiente para poder escribir una canción dedicada al donante. Escribirla en portugués me resultó muy difícil, porque cuando la cantara no iba a conseguir no llorar, así que como quería que la gente la escuchara y la disfrutara, la escribí en español, que no es mi lengua materna pero que casi lo es, y creo que podré cantarla en directo.
- De aquí a final de año y para los dos primeros meses de 2024 tiene programados conciertos en Portugal, España, Alemania, Luxemburgo, Países Bajos, Suiza... ¿Qué significa para usted ser tan reconocido internacionalmente?
- Gracias a Dios Eurovisión me trajo esta posibilidad de tocar fuera de Portugal, que no es común sobre todo para artistas portugueses que no hagan fado. Es muy poco común exportar la música portuguesa si no es fado. Felizmente Eurovisión me trajo esa oportunidad y siempre he estado muy agradecido a ello. Por eso, a cada país que voy, intento hacer una experiencia única para la gente que va a verme y trato de no hacer un concierto más, sino que trato de aprender un poco su lengua, hablar un poco su idioma, conocer su cultura, comer su comida y cantar siempre una canción local, vaya donde vaya. Esa parte del concierto en la que canto una canción suya, es el momento de subidón más grande tanto para el público como para mí.
- ¿Se pone nervioso antes de un concierto y tiene alguna manía o sigue algún ritual antes de salir al escenario?
- La verdad es que nunca me pongo nervioso a la hora de cantar en vivo porque me encanta y me siento cómodo y confiado en los conciertos. ¿Ritual? Hace unos años me dijeron que tomar magnesio me vendría bien para cantar porque fortalece las cuerdas vocales y entonces si no tomo magnesio antes me pongo un poco paranoico, aunque creo que es placebo total. Antes del concierto caliento la voz y lo único que quiero es estar con los músicos, no me gusta atender a la Prensa ni estar con los fans, sino estar con los músicos y disfrutar del preconcierto que es pura adrenalina.
- ¿Qué significó para usted ganar el Festival de la Canción de Eurovisión el 13 de mayo de 2017?
- Ganar Eurovisión me cambió la vida completamente. Pero es curioso, porque me la cambió más a largo plazo porque cuando gané yo estaba muy enfermo. De hecho, yo no podía ir. Los médicos tuvieron que reunirse el día después de haber ganado digamos el Benidorm Fest portugués porque probablemente no podría viajar. Entonces, hubo una reunión en la que decidieron que si iba, tenía que ir acompañado de un médico y en Ucrania tenía que estar preparado un hospital y un cardiólogo con todo su equipo para una urgencia. Y también tenía que haber un avión disponible para volar rapidísimo si aparecía un corazón compatible. Después de ganar hice algunos conciertos muy grandes en Portugal, porque no podía salir del país, en los que me pagaron cantidades brutales de dinero que no necesitaba, y después me ingresaron en el hospital y volví a la realidad, porque en un hospital no hay famosos, no hay dinero, no hay nada, y eso me hizo poner los pies en la tierra. Y cuando salí del hospital volví más tranquilo y en shock con lo que había pasado.
- El 8 de septiembre de ese 2017 ingresó en el hospital a la espera de que apareciera un corazón compatible que le salvara la vida. ¿Cómo fue ese tiempo que pasó entre Eurovisión y el ingreso hospitalario?
- Es curioso porque después de Eurovisión empecé con esos conciertos y al principio no me sentía tan mal. Me acuerdo perfectamente que di un concierto en un festival en el norte de Portugal y ahí me di cuenta de que no estaba bien porque no paraba de temblar. Mi cuerpo estaba tan descontrolado que no conseguía cortar el pan. Cortar el pan o cepillarme los dientes suponía para mí un esfuerzo cardiológico fuerte. Y el médico, que es amigo mío, después de ese concierto me dijo que tenía que parar. Y yo, que ni siquiera tenía fuerzas para contestar, le dije que vale, que tenía razón, que no podía seguir más. Y fue duro, pero sólo tenía ganas de entrar en el hospital y no hacer nada más que estar tumbado en la cama porque no tenía fuerzas para hacer nada. Estuve seis meses, pero el tiempo en el hospital es como los años de los perros, vale mucho más, y para mí seis meses en el hospital fueron como dos años fuera. Y fue muy duro pero acepté la enfermedad como hoy acepto la salud.
- Y justo tres meses después, el 8 de diciembre, apareció ese corazón compatible. ¿Cómo recuerda ese día?
- Claro que recuerdo ese día porque no querían que comiera. Me dijeron que no podía comer y yo les pregunté por qué, pero no me querían responder porque estaban haciendo test de compatibilidad, ya que hasta el último momento están entre una persona y otra. Entonces me dijeron que no podía comer porque a lo mejor me iban a hacer una prueba y yo les dije que no había ninguna prueba que me hubieran hecho anteriormente en la que estuviera que estar en ayunas, así que eso me pareció raro y me hizo desconfiar. Yo veía a las enfermeras hablar entre ellas, no me dejaban comer en todo el día y ya por la tarde vino el médico y me dijo que había encontrado un corazón compatible. Todo el mundo, la familia, empezó a llorar y se llevó a cabo la operación, que en realidad no es tan difícil. Fue abrir, sacar mi corazón, poner el otro corazón y cerrar. Técnicamente no es tan difícil como un tumor en el cerebro.
- ¿Qué le diría a la persona a la que gracias a su corazón está vivo?
- El mensaje está en 'El regalo que me hiciste'. Ahí digo todo lo que le quería decir. La canción dice exactamente lo que siento.
- Otro 'trasplante' en su vida ha sido el nacimiento de su hija hace unos meses. ¿Qué ha supuesto para usted la llegada de Aída a su vida?
- La llegada de mi hija fue un trasplante de alegría y de esperanza en mi cuerpo. Ella es el ser más puro que conozco. Su mirada es genuina, pura, y siento que ella me ve con total transparencia. Nunca conocí nadie así y su llegada supuso todo este disco que lo he hecho con la alegría que ella me ha traído. También me ha supuesto entender que no sólo soy cantante, que lo he sido toda mi vida y está bien, pero a veces sentía que tenía que ser algo más que eso. Y he entendido también qué es ser padre y que tengo que hacer que ella sobreviva cada día, que es algo que también me hace sentir útil y que tengo otra misión en la vida además de cantar.
- De vuelta a 'Timbre', en el tema 'Al llegar', la última estrofa del estribillo dice: 'Todos los propósitos cambian de forma al llegar'. ¿Han cambiado sus propósitos desde que publicó su primer álbum de estudio allá por 2016?
- Me han cambiado los propósitos muchas veces desde entonces. Cuando saqué mi primer trabajo, nadie sabía quién coño era yo y yo sólo quería trabajar en la música, tocar para la gente y poder vivir de ello. Después cuando llegó Eurovisión, el trasplante y ya estaba tocando para mucha gente, mi propósito era ganar Grammys, tocar en Estados Unidos, en Japón... Luego sólo quería tener una hija y decía que el día que tuviera una hija me sentiría realizado. Y tuve a Aída, que fue pura alegría, pero de repente pensé que el Grammy también me gustaría. Entonces, mis propósitos están cambiando continuamente. Hoy a lo mejor pienso que estoy bien así y que el Grammy no me hace tanta falta e igual mañana repetimos la entrevista y te digo que necesito un Grammy.
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