El pasado domingo, durante los festejos del Real Madrid por las calles de la capital, un par de niños corrían por un lateral de La Castellana y esperaban al paso del autobús con los campeones mientras hacían la famosa celebración de Bellingham en sus goles. Jude los vio y los imitó desde el autocar descapotable, un guiño que inmortalizó su padre. Cuando uno es una súper estrella del deporte no cuesta nada hacer feliz a un niño (y a su familia). D
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