El Barça parece haberse topado con la horma de su zapato. El SC Magdeburg, uno de los equipos históricos del balonmano alemán, le negó por segundo año consecutivo su sexto título del Super Globe, el mundial de clubes que organiza la Federacion Internacional. Una final que reunió todos los alicientes posibles: dominio alemán, la resurrección azulgrana cuando parecía sentenciado en dos ocasiones, un desenlace incierto que no fue tal y desembocó en una prórroga, con muchos jugadores convertidos en espectros sobre la pista por el agotamiento. Fue el portero del Magdeburg, Portner, con apellido con antecedentes azulgrana -su padre jugó en el Barça- el que decantó la final y el título para su club (39-41), el tercero que consigue en un torneo que sólo conoce ganadores españoles o alemanes en sus quince ediciones.
Fue una prueba de supervivencia para dos equipos que habían jugado 24 horas antes dos semifinales de alta exigencia. Pero el campeón alemán la afrontó como si llegara intacto, jugando con ataques y transiciones rapidísimas que le permitieron cobrar las primeras diferencias y obligaron a Antonio Carlos Ortega a pedir tiempo muerto a los ocho minutos, cuando su equipo ya perdía 4-8. Los alemanes tenían muy claro el juego que debían realizar y contaron en la primera mitad con el acierto del extremo Pettersson (seis goles).
Ortega pidió más contundencia a sus hombres y su defensa reaccionó, pero cada vez que el Barça se ponía a tiro del empate desaprovechaba la ocasión y el rival no perdonaba. Con Fábregas muy controlado por el centro de la defensa alemana, el ataque culé se limitaba en exceso a Mem o las arremetidas de Langaro que acababan en penaltis. Y su equipo falló dos siete metros seguidos.
En la reanudación el Magdeburg dio la falsa impresión de anestesiar su juego para conservar los cuatro goles de ventaja del descanso (17-21), pero lo aceleraba súbitamente con el pase desequilibrante. Así se encendieron las alarmas en el banquillo del Barça (20-26) y Ortega, en otro tiempo muerto, ordenó a Ariño defender como adelantado en un 5:1. Ahí cambió el partido. En apenas siete minutos de trabajo febril atrás, y algunas paradas oportunas de Nielsen el Barça empató a 28, buscando siempre a Fàbregas.
Cuando al Magdeburg parecia desconcertado, al Barça le empezó a faltar frescura para rematarlo, y su juego ofensivo ya quedó algo desarticulado, con sus dos centrales, Cindric y Makuc, en el banquillo. Se vio de nuevo contra las cuerdas a seis minutos del final (31-34), pero salió del rincón otra vez golpeando. Cada equipo pudo finiquitar aquello, pero Nielsen y Portner llevaron el partido a la prórroga.
Ahí pesaron más los impulsos que las fuerzas, ya muy escasas. Uno de los más castigados era el zurdo Magnusson, renquenate desde hacía minutos, pero él se encargó de dar a su equipo los goles necesarios y Portner de hacer la parada decisiva, a un lanzamiento de siete metros de Wanne. El islandés no falló el siguiente que le correspondió ni la última acción de ataque de su equipo, que derrotó al Barça por segunda vez en una final del Super Globe.
FICHA TÉCNICA
39 - Barça: Pérez de Vargas (Nielsen); Ariño (2), Janc (5), N'Guessan (4), Cindric (1), Mem (5), Fàbregas (7); Aleix Gómez (9, 4p), Langaro (1, Carlsbogard, Richardson, Frade, Thiagus Petrus, Wanne (5 p), Makuc.
41 - SC Magdeburg: Portner (Jensen); Pettersson (6), Bezjak, Mertens (6), Saugstrup (5), O'Sullivan (1), Magnusson (13, 7 p); Weber (1), Kristajanson (6), Meister, Chrapkovski, Hornke (3), Damgaard.
Marcador cada cinco minutos: 3-6, 6-8, 9-10, 11-12, 13-17, 17-21; 18-14, 22-26, 27-28, 29-31, 32-34, 35-35 (prórroga) 38-38, 39-41.
Árbitros: Horacek y Novotny (RCH). Excluyeron a N'Guessan (dos veces), Cindric y Langaro por el Barça y a O'Sullivan (2), Magnusson y Saugstrup por el SC Magdeburg.
Incidencias: Final del Super Globe. Dammam Sports Hall
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