Igualar los números de su padre se presenta, en cierto modo, osado. Siete Ligas de Campeones, entre otros incontables títulos con el Barça, donde militó 22 temporadas, y un Mundial en sus 280 partidos con la selección española -segundo jugador con más internacionalidades-, sitúan a David Barrufet como una de las leyendas del balonmano. Pero su hijo Ian, en su primera temporada como profesional a sus tan sólo 20 años, va camino de dejar de su impronta también en este deporte gracias a su prometedora carrera.
Después de renovar con el club catalán el pasado verano hasta 2027 fue cedido para jugar en el MT Melsungen alemán esta campaña. Y su llegada al equipo alemán, dirigido por Roberto García Parrondo, fue llegar y besar el santo. Líder de la Bundesliga al término de la primera vuelta, algo sin precedentes para este conjunto germano, el papel del joven extremo izquierdo catalán está siendo destacado en la mejor competición del mundo, sobre todo, por su polivalencia defensiva, ya que puede actuar como penúltimo o como avanzado gracias a sus 1,98 metros de estatura.
Su notable rendimiento y una brillante trayectoria, también con las categorías base del combinado nacional, le valieron por vez primera la llamada de Jordi Ribera para ser uno de los 19 internacionales que preparan el próximo Campeonato del Mundo. Una cita que tendrá lugar del 14 de enero al 2 de febrero y donde Ian tiene muchas papeletas para viajar con la selección absoluta después de conquistar el oro en el Europeo y Mundial juvenil y en el Europeo junior como uno de los grandes exponentes de la histórica y brillante generación 2004-05.
A la espera de saber el único descarte antes del Mundial, algo que se conocerá al término del Torneo Internacional de España que comenzó este miércoles en Castellón, el jugador aún en edad júnior debutó con los 'Hispanos' ante Argentina, anotando dos goles en la clara victoria ante el combinado albiceleste. Un premio que, previsiblemente, tendrá como colofón su convocatoria definitiva para viajar a Oslo, sede de un equipo español rejuvenecido que buscará mantener la competitividad y el nivel de las últimas dos décadas para seguir luchando por los metales en todos los campeonatos.
Curiosamente, hace veinte años, su progenitor fue partícipe en el primer título para el balonmano español con la victoria en el Mundial de Túnez 2005. Una primera estrella que serviría para abrir la veda de la época dorada de este deporte con la consecución de la segunda estrella en 2013 y los dos Europeos en 2018 y 2020 gracias a una generación posterior tocada por la varita del éxito. Ahora, David Barrufet, uno de los mejores porteros de todos los tiempos y embajador de los 'Hispanos' desde 2022, es testigo directo de cómo su hijo busca hacerse un nombre propio antes de volver la próxima temporada al Barça.
Es una sensación indescriptible. Estoy muy feliz, porque es un sueño hecho realidad. También hay mucho trabajo atrás. Siempre piensas en llegar algún día aquí y ahora estoy en 'shock'
"Es una sensación indescriptible. Estoy muy feliz, porque es un sueño hecho realidad. También hay mucho trabajo atrás. Siempre piensas en llegar algún día aquí y ahora estoy en 'shock', pero muy contento", señalaba Ian al término del primero de muchos encuentros con la selección española, donde el apellido Barrufet vuelve a ser un presente.
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