El pasado mes de enero fuimos testigos de una escena que es la máxima expresión de la deportividad. Tuvo lugar durante el el partido de la última jornada de la fase preliminar del Mundial masculino de balonmano entre España y Suecia. Corría el minuto 40 de partido y los 'Hispanos' iban perdiendo de seis goles, por lo que la situación comenzaba a ser desesperada para el conjunto de Jordi Ribera.
Hubo un penalti a favor del equipo escandinavo que, de ser transformado, pondría una diferencia de siete goles en el marcador. El extremo izquierdo Hampus Wanne se colocó en la línea de 7 metros y lanzó. El balón impactó en Pérez de Vargas y, a simple vista, podía parecer que el esférico fue directo al rostro del guardameta.
De inmediato, el colegiado de portería detuvo el tiempo y mostró tarjeta roja al jugador sueco. El portero español se apresuró a corregir al árbitro, explicándole que el balón no le dio directamente en la cara, sino que primero golpeó su antebrazo antes de tocar su cara. El reglamento de este deporte recoge que si un siete metros es lanzado a la cara conlleva expulsión con una descalificación directa. La acción fue alabada por todo el deporte y sectores de la sociedad, y no es para menos.
Una situación similar se ha vivido estos días durante la concentración de la selección española promesas (generación 2008/09) en el CAR de Sierra Nevada. El caso es que durante la disputa de una 'pachanga' entre los jugadores del combinado nacional de esa categoría, el cancerbero Albert Quesada –perteneciente al Barça, como Pérez de Vargas-, sufrió lo que también parecía un impacto del balón en la cara, aunque durante el transcurso de una jugada y no en un penalti. Estos duelos durante las concentraciones que lleva a cabo la Federación Española, cuentan con árbitro oficial. Este tomó la decisión de excluir dos minutos a quien lanzó, pero de inmediato el meta advirtió al colegiado que el balón no fue directo a su rostro y se revirtió la exclusión.
Llegados a este punto, permítannos que enlacemos con unas palabras del entrenador del Barcelona de fútbol Hansi Flick. Antes del partido de su equipo contra el Rayo, realizó unas declaraciones en las que aludía a un deporte también muy seguido en Alemania para pedir respeto hacia los árbitros. “Sólo deberíamos aprender de deportes como el balonmano en cuanto al trato al árbitro se refiere”, señaló. El entrenador teutón, de hecho, apuntó que habría que seguir el ejemplo de dicho deporte: "A mí me gusta mucho el balonmano y deberíamos aprender mucho de ese deporte. El árbitro pita una falta, bola al suelo y a defender. No se puede perder tiempo y gastar energía con protestas", respondió cuando se le preguntó por la polémica del "fuck off" de Jude Bellingham.
Los errores arbitrales corregidos por Pérez de Vargas y el joven meta de categoría promesas Albert Quesada, de la selección española, no tienen que ver con protestas, sino con el respeto al rival y a los colegiados, algo que al fútbol siempre le ha costado entender. Sin embargo, son normales en un deporte en el que no se aplaude la pillería. Solo es una cuestión de deportividad y valores...
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