El Kielce polaco ha presentado una reclamación a la Federación Europea de Balonmano (EHF) por considerar que fue gravemente perjudicado por la decisión arbitral en la última jugada de su partido de vuelta de cuartos de final de la Liga de Campeones con el SC Magdeburg. El encuentro terminó con victoria del equipo alemán (23-22) que igualaba la eliminatoria. En la tanda de penaltis de desempate el actual campeón se impuso en el 'gol de oro'.
En esa jugada, con posesión del Kielce, los árbitros pitaron golpe franco a favor del equipo polaco cuando su pivote Karalek recibía libre de marcaje, a falta de cinco segundos para el final, un pase de Daniel Dujshebaev, que había sido objeto de falta -hay dudas de si por ese motivo había incurrido en pasos-, cortando de esta forma la jugada y no aplicando la ley de la ventaja. Un jugador de cada equipo invadieron el área, pero lo hicieron después de que Karalek hubiese atrapado el balón.
"Según el artículo 13:1b [del reglamento de juego] los árbitros no deben intervenir, a menos que el equipo atacante haya perdido la posesión del balón o no pueda continuar el ataque debido a una infracción cometida por el equipo defensor" argumenta en su protesta el equipo de Talant Dujshebaev. El técnico español no pudo evitar saltar a la pista y dejarse caer de rodillas llevándose llevándose las manos a la cabeza, al igual que hicieron varios de sus jugadores.
La reclamación del Kielce no tiene ninguna posibilidad de prosperar porque los órganos disciplinarios en el balonmano nunca corrigen una decisión arbitral.
La eliminación del campeón polaco en una situación límite como fue la tanda de penaltis -se lanzaron 12- después de ese polémico final del tiempo reglamentado abunda en la mala suerte que le persigue en las últimas ediciones de la Liga de Campeones, después de haber ganado la del año 2016 gracias a una heroica remontada ante el Veszprém húngaro, y con el último gol transformado por Julen Aginagalde en la tanda de penaltis.
En su segunda final, la de la temporada 2021-22, el Kielce la perdió ante el Barça también en los lanzamientos de desempate desde los siete metros, tras agotar los 60 minutos y una prórroga. En esa ocasión, Gonzalo Pérez de Vargas le paró el último a Alex Dujshebaev.
En la siguiente Final Four, la de hace un año, volvió a alcanzar la final, donde se enfrentó al SC Magdeburg. Cuando llevaba dos goles de ventaja se tuvo que interrumpir el partido durante más de veinte minutos debido al infarto que sufrió un periodista polaco a pocos metros de los banquillos, y que le provocó la muerte. El partido terminó en empate y en la prórroga se impuso en campeón alemán.
Este año volvían a enfrentarse, esta vez en los cuartos de final. El Kielce afrontaba la eliminatoria con dos importantes bajas en su plantilla, la del goleador Sicko y el defensor central Gebala. En el partido de ida, que ganó 27-26, se lesionó el primera línea Olejniczak al caerle sobre una rodilla un rival. Pese a todo, el conjunto polaco dio la cara en Magdeburgo y estuvo a punto de llevarse la eliminatoria.
En la tanda de penaltis Andy Wolff paró dos lanzamientos y Alex Dujshebaev volvió a tener su mano el destino de su equipo en esta competición. Su siete metros se lo detuvo Sergey Hernández, el tercero que acertaba el portero de los 'Hispanos'. El islandés Magnusson batió finalmente a Wolff, clasificando al Magdeburg para la Final Four.
Una imagen de Talant Dujshebaev difundida por el Kielce, en la que se ve al entrenador sentado en el suelo de un pasillo de los vestuarios, totalmente abatido, refleja la dureza del momento que volvió a vivir su equipo en la Champions.
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