Finalizada la IV edición de O Gran Camiño, la ronda por etapas vertebrada alrededor del Camino de Santiago que ha vuelto a poner la atención de los aficionados en las carreteras gallegas, el exciclista Ezequiel Mosquera (Teo-A Coruña, 1975), máximo responsable de la organización, hace balance sin dejar de pensar ya en la cita de 2026.
¿Recuperado del trajín que supone un evento así?
A diferencia del año pasado, donde vivimos un final dantesco, todo ha ido como la seda, dentro de las dificultades que siempre entraña realizar esta carrera y de la fatiga que supone el desgaste de tantos meses de trabajo. Al final, todo se condensa en cinco días de máxima intensidad, en los que contienes la respiración y esperas que todo llegue al último día sin incidencias. Pero podemos decir que hemos acabado eufóricos.
¿Cuál es el balance de esta edición?
A nivel organizativo, el propio juez de la UCI nos comentó que nuestra prueba, dentro de nuestra categoría, es del máximo nivel. Desde el punto de vista deportivo, el tema de los puntos que se reparten en la carrera, en un año de ascensos y descensos, nos condicionó mucho la carrera. Hemos tenido un vencedor como Gee, que es ganador de la Dauphiné, noveno del pasado Tour y que aspira a ganar el Giro, y un ciclista tan mediático y carismático como Cort-Nielsen, que se ha llevado tres etapas, además de ser tercero. Le ha dado continuidad a la “invasión danesa” que tuvimos los dos años previos con los triunfos de Vingegaard. A nivel organizativo, el propio juez de la UCI nos comentó que nuestra prueba, dentro de nuestra categoría, es del máximo nivel.
¿En qué medida ha ayudado o perjudicado deportivamente que este año no haya habido una gran estrella como Vingegaard?
Jonas nos puso en el mapa. Nada podemos decir en contra de él, de su implicación y de su equipo. Cuando nos comunicaron que tenía otro calendario este año, fue un pequeño chof. Pero equipos que en esos dos años de dominio de Vingegaard estuvieron eclipsados, han sido más valientes y la carrera ha sido más abierta. Los recorridos en Galicia ofrecen la posibilidad de hacer un recorrido atractivo en cada etapa. Si a eso se añade que los corredores se implican y que hasta en la última etapa, con los tramos de caminos de tierra, se generó una gran expectación y había la posibilidad de que todo diera un vuelco, creo que se vio una carrera muy interesante.
Las dos ediciones previas estuvieron marcadas por el mal tiempo, con recortes y suspensiones de etapas. ¿Ha sido un alivio la bonanza climatológica de este año?
Sin duda. En los años previos tú tienes todo organizado, pero por más que te esfuerces es imposible que el evento luzca como esperas. Este año Galicia, y la carrera, pudo lucir de otro modo. Igual no estaba el nombre que todos esperaban, como en las ediciones previas, pero la prueba fue ganando en interés conforme avanzaron las etapas y el público lo agradece.
El puerto de A Pintiridoria ha sido un descubrimiento. ¿Lo ve como final para una etapa de La Vuelta?
Es un total y absoluto desconocido y es un puerto de primerísima categoría. Os Ancares es un lugar por descubrir y explotar. Tenemos que enseñarlo y adentrarnos más porque su montaña es un vergel. Ahí está Piornedo, el enclave prerromano mejor conservado de Europa, y que apenas se conoce. El ciclismo tiene esa capacidad de llevar estos parajes al mundo entero. Y esa es nuestra pretensión.
Este año la prueba ha aumentado un día y ha salido de Portugal. ¿Se repetirá en años sucesivos? ¿Están las fronteras abiertas también para incorporar también territorios limítrofes como Asturias o León?
Aunque el referente es Galicia, el hilo conductor, que es el Camino de Santiago, nos permite abrir opciones. Queremos verlo, valorarlo y explotarlo. En Portugal, por ejemplo, ya querían que firmáramos para el año que viene. Nos gustaría ver otras opciones. La idea clara es mantener los cinco días de competición, aunque todo depende del posible cambio de fechas también.
¿Cómo está a día de hoy esa cuestión y la del posible ascenso de O Gran Camiño al nivel ProSeries?
Ascender de categoría no sé si decir que es un hecho, pero me sorprendería que no fuera así. Los encargados de valorar la carrera nos han dicho que somos una prueba top. En la reunión final que se hizo, el presidente del jurado técnico nos comentó que la UCI no podía perderse eventos como este. Estamos en las quinielas para ascender, pero hay muchos intereses de muchos países que no tienen carreras del máximo nivel.
¿Sería una decepción que no haya ese ascenso?
Sí. Tengo claro que la categoría .1, que somos ahora, nos queda pequeña. Contamos con ser ProSeries, pero será una comisión quién decida. Tenemos todas las cartas a favor en cuanto a capacidad organizativa, de seguridad y a nivel deportivo. Con el ascenso tendríamos la ventaja de disponer de más puntos, lo que haría más atractiva nuestra carrera para los equipos y se haría justicia con respecto a la desventaja que tenemos a día de hoy con clásicas de un día, más valoradas en el reparto de puntos pese a que el esfuerzo organizativo, logístico y de producción audiovisual, por ejemplo, es incomparable cuando se hace una prueba por etapas.
¿Puede afectar también para que sea más factible el posible cambio de fechas?
No lo sé. Contemplamos varias opciones: abril, junio y octubre. Necesitamos que a los equipos les encaje por calendario y que no nos eclipsen otras pruebas. Abril, después de la Iztulia, podía ser la fecha ideal.
Después de cuatro años podemos decir que O Gran Camiño es una prueba asentada
Es importante para nosotros el hecho de que están todas las istraciones implicadas, sean de uno u otro color, ya que valoran el proyecto y la promoción de país que supone. Estamos muy respaldados, igual que por grandes corporaciones privadas. El ciclismo proporciona una ventana al mundo desde la que ver Galicia y su potencial. Enseguida empezaremos a trabajar en la edición de 2026.
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