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Cuando se puso a la venta el GR Yaris hace cuatro años, todos los aficionados coincidieron en que era un vehículo con unas cualidades dinámicas excepcionales, capaz de enamorar a cualquiera que disfrutara con un volante en las manos. Su precio entonces, de alrededor de 32.000 euros, lo convertía en una oferta imbatible para los amantes de la conducción deportiva.
En este tiempo, el coche ha ido evolucionando y ahora llegan una serie de mejoras técnicas y retoques en el diseño para perfeccionar lo que parecía insuperable. La mala noticia es que también ha subido su coste de adquisición a 47.500 euros para la versión más sencilla, una cifra que supone un incremento del 50%. En cualquier caso, el GR Yaris se ha convertido en un modelo de culto que vale lo que un buen aficionado quiera pagar por él... y seguro que seguirá habiendo multitud de peticiones.
Las mejoras técnicas empiezan por una mayor rigidez de la carrocería y de la suspensión, con lo que se consigue un comportamiento más noble y preciso. Otro punto importante en un vehículo al que se le puede exigir tanto es el de la refrigeración, y aquí también se ha hecho un trabajo profundo ampliando las aberturas del paragolpes delantero e incorporando un subradiador adicional, además de conductos que llevan un volumen de aire superior a los frenos.
Más potencia
El motor de tres cilindros en línea y 1,6 litros pasa de 261 a 276 caballos de potencia, con un par máximo que se sitúa en los 390 Nm, es decir, 30 Nm más. Para ello se aumenta la presión de inyección y, como consecuencia, se utiliza un nuevo material en los pistones, que pueden soportar presiones y temperaturas más altas. El intercooler se enfría a través de un sistema que pulveriza agua directamente sobre este elemento. Esa función se puede activar y desactivar mediante un botón cuando consideremos que se está sometiendo a la mecánica a un esfuerzo grande.
Una novedad interesante es la incorporación de una caja de cambios automática tradicional, con convertidor de par, a la única alternativa que existía hasta la fecha de transmisión manual. La nueva caja de ocho velocidades ha sido puesta a punto por Toyota Gazoo Racing y su eficacia es extrema, tanto para uso en circuito como para una utilización tranquila.
Muchas piezas que antes eran una opcionales y que se ofrecían en el Circuit Pack vienen de serie en el modelo nuevo. Es el caso de los diferenciales autoblocantes para el eje delantero y para el trasero, las pinzas de freno de color rojo y los neumáticos Michelin Pilot Sport 4S.
Nuevo cuadro de instrumentos
Así como en el aspecto exterior solo hay pequeñas variaciones que apenas cambian su fisonomía, el habitáculo se ha actualizado por completo en la zona del salpicadero. Para empezar, todo el cuadro de mandos y la consola central se han rediseñado y orientado hacia el conductor que, además, tiene una visión mejorada al rebajarse la altura de ese conjunto 5 centímetros, aunque también el asiento se ha colocado en una posición 25 milímetros más baja. La instrumentación está compuesta por una pantalla digital de 12,3 pulgadas, que sustituye a los marcadores analógicos y da la posibilidad de elegir entre una configuración normal o deportiva, esta última con la información simplificada.
La verdad es que este nuevo cockpit no es nada atractivo, no tiene el más mínimo toque deportivo y está hecho a base de unos plásticos duros que transmiten una calidad percibida bastante pobre. Por una parte, sorprende el poco cuidado que se ha puesto en el interior de un coche con estas características, que merece una apariencia en consonancia, pero, por otra, las satisfacciones que encontramos cuando nos ponemos al volante hacen que el resto de asuntos pasen a un plano secundario.
Al volante
Después de recibir todas estas explicaciones pormenorizadas sobre el nuevo Toyota, tuvimos la oportunidad de conducirlo durante bastantes horas, primero en una serie de tandas en circuito y, posteriormente, por tramos de carretera del Rallye de Montecarlo. El veredicto fue unánime entre el reducido grupo de especialistas que nos reunimos para probarlo: es uno de los coches más divertidos que se pueden encontrar en el mercado y, además, es razonablemente fácil de llevar hasta unos límites que nos hacen parecer mejores de lo que realmente somos.
La confianza y las buenas sensaciones que transmite el GR Yaris invitan a ir cada vez más deprisa. En las vías públicas tuvimos que contener nuestras ansias, pero en el circuito de Laquais, una pista con un trazado técnico, variado y con varios desniveles que se encuentra a media hora de Lyon, he de reconocer que acabé extenuado apurando las posibilidades del vehículo todo lo que mi capacidad me permitió.
Este pequeño modelo no sorprende por su aceleración, a pesar de que los casi 280 caballos son más que suficientes para sacar todo el potencial de un coche de este tamaño, que pesa poco más de 1.300 kilogramos. Lo que realmente fascina es su agilidad, la estabilidad en todo tipo de curvas y una frenada que mantiene su eficacia incluso después de varias vueltas a fondo.
Si uno llega demasiado deprisa a la curva, pisa el freno con fuerza e inicia la trazada a más velocidad de lo que debe, el GR Yaris con el modo de control 4x4 en "Track" ayuda ligeramente a colocarse con la parte trasera y, gestionando el acelerador, sigue sin problema la línea que marcamos desde el volante. Otro punto a favor es su asombrosa capacidad de tracción. En virajes lentos las posibles equivocaciones se resuelven fácil con un mínimo de habilidad, y en zonas rápidas o de enlazadas el aplomo del vehículo es igualmente sorprendente.
En la versión de cambio manual, este se maneja con suavidad y precisión y las relaciones están bien escalonadas para sacar el máximo provecho. Pero aún es más llamativo lo bien que funciona la transmisión automática de convertidor. Empezamos utilizándola manualmente a través de las levas del volante, sin embargo, tras dar la primera vuelta al circuito comprobamos que era capaz de recudir y cambiar por sí misma a una velocidad increíble y en el momento adecuado. En definitiva, nada tiene que envidiar a las cajas de cambio de doble embrague más deportivas.
Un éxito rotundo
En los cuatro años que lleva el GR Yaris en el mercado se han vendido más de 40.000 unidades en todo el mundo, más de la mitad de ellas en Europa y una cifra superior a las 1.200 en España. A nuestro país llegarán en la segunda mitad del año 400 coches de esta variante tan especial, una cantidad que en Toyota España aseguran que será inferior a la demanda, a pesar del notable aumento de precio. Esta subida se justifica por los detalles tecnológicos incorporados y por un equipamiento más amplio, que incluye elementos que antes formaban parte de paquetes opcionales.
El Toyota GR Yaris RZ con cambio manual de seis marchas cuesta 47.500 euros. Para él se ofrecen tres tipos de paquetes opcionales: por el Circuit Pack y el Touring Pack hay que pagar 2.000 euros más, mientras que con el Touring Pack Plus el precio se incrementa en 4.000 euros.
El modelo con transmisión automática de ocho velocidades se venderá por 55.000 euros y en este precio ya va incluido el Touring Pack.
Versiones especiales exclusivas
Toyota Gazoo Racing, por deseo expreso de su presidente, Akio Toyoda, ha desarrollado dos ediciones especiales de las que sólo se fabricarán 100 unidades de cada una como agradecimiento a sus pilotos del mundial de rallyes, Sébastien Ogier y Kalle Rovanperä. Ambos campeones del mundo han colaborado en la puesta a punto de la versión que lleva su nombre, y los modos de conducción "Tierra" y "Asfalto" del GR Yaris de serie se sustituyen por otros con sus respectivas preferencias de funcionamiento personales.
El Ogier Edition incorpora dos modos específicos de gestión del control del sistema 4x4, que reemplazan a los "Gravel" y "Track" del GR Yaris. Uno se denomina "Morizo", apodo de Akio Toyoda, que es quien ha trabajado en afinarlo a su gusto a partir de su experiencia en las competiciones de rallyes. El otro, "Seb", está hecho siguiendo las indicaciones del ocho veces campeón del mundo de rallyes, con una distribución 40/60 de par entre el eje delantero y el trasero.
Desde el punto de vista estético, el Ogier Edition se caracteriza por el color gris mate de su carrocería, un alerón trasero de plástico reforzado con fibra de carbono y las pinzas de freno de color azul, entre otras cosas. En el interior destaca una placa conmemorativa, así como costuras de contraste en azul gris y rojo, los colores de la bandera sa.
En la versión Rovanperä Edition los modos exclusivos son "Donut" y "Kalle". El primero de ellos está realizado para poder hacer drifting con mayor facilidad, mientras que el segundo ha sido desarrollado con los gustos del joven campeón finlandés.
Este modelo lleva una pintura exclusiva en tres tonos, con adhesivos de Toyota Gazoo Racing en las puertas y el parachoques posterior. Además de llantas de aleación BBS 18x8J, el vehículo monta un alerón trasero de ajuste variable, hecho también de plástico reforzado con fibra de carbono.
En el habitáculo, los acabados y la tapicería tienen en este caso los colores nacionales del piloto (azul y blanco) y la placa conmemorativa correspondiente.
Aunque el precio de estas versiones especiales todavía no está definido, se estima que estará en torno a los 70.000 euros. Esta cantidad se justifica por su exclusividad, porque lo cierto es que, en nuestra opinión, el rendimiento apenas difiere del GR Yaris RZ según pudimos comprobar en circuito. No obstante, los ingenieros de Toyota nos dijeron que donde se nota algo de diferencia entre unos y otros es en tramos de tierra. Lo más probable es que haya que ser un gran especialista para apreciar esos matices.
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