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El PSG pone pie y medio en los octavos de final de la Champions gracias a su goleada a domicilio ante el Brest. Dembélé, que lleva 11 goles en 2025, siendo el máximo goleador de las grandes ligas, confirmó su gran momento de forma dirigiendo la goleada del equipo parisino con un doblete.
El PSG dominó desde el principio. El Brest se lo permitió, pero consiguió que no le crearan peligro en la primera mitad de la primera parte. Doué fue el que más insistió por la banda derecha, sin fortuna. Pero una inoportuna mano de Lees-Melou le dio a los de Luis Enrique la oportunidad de abrir el marcador. Vitinha no perdonaba desde los once metros.
El gol no amedrentó a los de Roy, que empezaron a llegar con claridad. Sima se durmió ante Donnarumma, que al principio del partido estuvo a punto de liarla con un despeje que pegó en Ajorque y se marchó fuera por poco. Pacho llegó a tiempo para evitar el remate del delantero del Brest que, en el córner posterior, enviaba su remate de cabeza al palo.
Fueron los mejores minutos de los locales, que incluso llegaron a tener un segundo poste, aunque esta vez por un mal despeje de Achraf. El empuje les permitió presionar arriba, pero la calidad de los parisinos apareció en el momento clave. Al borde del descanso, Dembélé culminaba una transición tras una larga combinación de toques que comenzó casi en su línea de fondo con un disparo al palo corto.
Sin embargo, el 0-2 no frenó al Brest, que salió la segunda parte con intenciones de remontar. Sima fusiló a Donnarumma, que le frenó con el cuerpo. Parecía que podía acortar distancias, pero el PSG demostró su calidad y entre los tres de arriba construyeron un gol que sólo el VAR evitó que subiera al marcador.
No fue el 0-3, aunque sí que dejó algo frío al Brest, que perdió ese impulso inicial. El PSG volvió entonces a dominar el partido y a crear ocasiones. Dembélé y Barcola perdonaron ante Bizot, pero el 'Mosquito' no lo hizo a la siguiente. Demostró su ambición actual llevándose un rebote y fusilando a Bizot.
El tercero terminó con las aspiraciones del Brest, que trató de encontrar el gol de la honra hasta que llegaron los cambios, que enfriaron el ritmo del partido. El PSG no quiso hacer más sangre y Luis Enrique también repartió minutos. El campeón de Francia fue demasiado y avista ya los octavos de final a falta del encuentro de vuelta.
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