Desde que debutó en el Inter de Miami son cinco goles en tres partidos para Messi, que desde que aterrizó en la MLS no ha dejado de sonreír. Después de sus últimos en París, enfrentado a la afición del PSG y castigado por el club, parece haber encontrado su lugar de ensueño para preparar el retiro.
Ayer fue contra Orlando, en un duelo que allí lo denominan como Clásico, ya que ambos conjuntos son de Florida. Gracias a la victoria por 3-1 y el doblete de Messi, el Inter pasó a la siguiente fase de este torneo denominado como Leagues Cup.
Además, al 10 se le está viendo muy enchufado y comprometido con el equipo, peleando por cada balón, protestando acciones e incluso luciendo, ya, el brazalete de capitán desde el primer encuentro.
El reclamo que está viviendo el argentino, va más allá de la masividad que ha vivido durante toda su carrera. EEUU tiene al deporte como show, y en ello entra que haya numerosas gradas VIP que suelen estar abarrotadas de famosos dejando escenas a las que en Europa no estamos acostumbrados.
Ayer fue el turno de Anuel AA o El Alfa, pero a su debut acudieron celebridades como Serena Williams, Lebron James o DJ Khaled. Messi es la nueva estrella del deporte americano. De hecho, llega para ser una de las más grandes.
Messi y su faceta generosa
El astro mostró ayer a la MLS algo que le ha caracterizado a lo largo de su carrera: la generosidad. Con un penalti a favor del Inter, le cedió la pena máxima con 1-1 en el marcador a Josef Martínez, su compañero en la delantera, para que el jugador ganase algo de confianza.
Un gesto que le vimos en repetidas ocasiones en el Barça con Neymar, Suárez o Griezmann, pero que no deja de ser resaltable en un mundillo donde el ego predomina.