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En el minuto 94, con el tiempo ya cumplido, Brent Stevens paró un penalti para el Jong Genk y protagonizó una de las imágenes de la jornada en Europa. Él, y la hinchada del histórico RFC Liége. El partido estaba sentenciado, 3-1, sí, pero la grada visitante celebró la parada del joven meta de 21 años y se fundió con él en un abrazo multitudinario tras el pitido final. ¿El motivo? El padre de Stevens había fallecido días atrás tras una larga enfermedad y la grada de Lieja quiso darle todo su apoyo.
El filial del Genk descendió a Tercera belga con esa derrota, pero ese resultado (previsible), pasó a un segundo plano. Stevens evitó que Zakaria Atteri logrará su 'hat-trick' y redondeara la goleada, y sacó una parada que siempre recordará.
En respuesta a la parada del penalti, la afición del equipo de Lieja aplaudió a Stevens. Además, y conscientes de que el portero de 21 años había perdido recientemente a su padre tras una larga enfermedad, la hinchada local le dedicó cánticos y hubo abrazos. Era su debut con el Jong Genk.
Lo que mostraron los jugadores y aficionados del Liége antes y después del partido superó todas mis expectativas
“Lo que mostraron los jugadores y aficionados del Liége antes y después del partido superó todas mis expectativas”, expresó Stevens después del encuentro. "Demostraron mucho respeto. Demuestra que en el fútbol las cosas pueden ser diferentes", añadió.
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