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Osasuna volvió a lograr un triunfo en casa después de encadenar dos derrotas consecutivas al derrotar por la mínima al Espanyol. Los rojillos hicieron más méritos para llevarse los tres puntos en un encuentro donde Budimir puso el gol y Abde la asistencia... y el espectáculo.
El marroquí fue la gran atracción en un choque sin demasiado fútbol. Él se encargó de poner la magia con sus arrancadas y regates, desquiciando a la defensa perica. No pudo anotar a pesar de tener varias ocasiones, pero sí que le dio tiempo a servir el gol.
Osasuna propuso más desde el pitido inicial. El Espanyol prefirió atrincherarse y esperar agazapado a que su rival le concediera espacios para correr o buscar un balón largo a Joselu. Ese entramado defensivo se le hizo bola a Osasuna, que no sabía por donde penetrar.
Solo Abde, con un gran eslalon, consiguió abrir una pequeña brecha que acabó taponando Calero antes de que se convirtiera en uno de los goles de la jornada
El Espanyol no ofreció nada en ataque. Su mapa de calor de la primera mitad lo deja claro.
Aún así, tuvo la mejor ocasión, a balón parado. El remate de cabeza de Cabrera iba para la red hasta que Aitor Fernández, sorprendente titular en la portería rojilla, sacaba en el último momento una mano salvadora.
Recital de Abde
La tónica no varió en la segunda mitad, con Osasuna entrando por la izquierda, el lado de Abde. Sus compañeros sabían que estaba en estado de gracia y le buscaron más. Sin miedo, asumió el reto de echarse el equipo a las espaldas. Y no defraudó.
Completó tres regates, ganó ocho duelos y llevó acabo nueve acciones en campo rival. Más que nadie en las tres estadísticas. Para colmo, dio la asistencia a Budimir en un saque de esquina botado en corto que puso medido a la cabeza del croata.
El gol espoleó a los de Arrasate, que pudieron sentenciar. Lecomte estuvo fino para evitarlo en varias intervenciones. También se ayudó del palo, en un remate de David García. Perdonaba Osasuna y casi hace que se le vaya la victoria porque Joselu la tuvo. Estrelló su disparo ante Aitor con todo de cara. Raro en él.
El susto quedó ahí porque el encuentro terminó en el campo del Espanyol, asegurando Osasuna un triunfo que necesitaban.
