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En tiempos en los que hay poco dinero para fichar, tirar de la cantera es un recurso valioso. Y el Sevilla tiene actualmente a varios que dan la cara por el equipo. Juanlu e Isaac Romero son dos de ellos y, en Zorrilla, aparecieron para aupar a su equipo a esa parte de la tabla que permite más soñar con Europa que pensar en el descenso. Entre ambos se apuntaron los tres primeros tantos del Sevilla, apoyados por un Lukébakio que también marcó y que sigue demostrando que es el líder de este equipo sobre el césped.
El resultado, por contra, fue una losa enorme para un Valladolid que no reacciona. Ni Pezzolano antes ni ahora Cocca consiguen enderezar el rumbo de un equipo perdido y que huele mucho a Segunda. La grada, harta, aguantó poco los silbidos. Algunos, incluso, se fueron a casa en el descanso.
Normal, sobre todo porque poco aguantó su equipo en pie. Juanlu abrió el marcador a los cinco minutos en una buena maniobra dentro del área a un pase en largo de Vargas y una pequeña dosis de fortuna, puesto que su disparo lo tocó lo justo Candela para alejar el esférico de Hein. Con eso se conformó el Sevilla, que tuvo el control pero sin profundizar demasiado, excepto en aisladas carreras de Lukébakio que no acaban en buen puerto.
Hasta que Juanlu volvió a aparecer a los 19 minutos. Un maravilloso control orientado con el pecho le permitió sacar un latigazo que sólo entre Hein y el palo evitaron que acabara en la red.
El Valladolid propuso, pero no dispuso. La baja presión que ejercía el Sevilla en defensa le permitía salir jugando, aunque otra cosa era llegar a posiciones avanzadas. Lo intentó con centros laterales, todos ellos evitados por los centrales hispalenses hasta que antes del descanso Latasa conectó con la cabeza para mandar el esférico muy cerca del poste. En cualquier caso, Nyland no tuvo trabajo.
Golazo y silbidos
El Sevilla no se mostró ambicioso y, aun así, se fue con una ventaja de dos goles a los vestuarios porque Isaac Romero se inventó un golazo por la escuadra tras una buena recuperación alta en la salida de balón del Valladolid. Ahí estalló definitivamente la grada de Zorrilla, que lo pagó, principalmente, con Luis Pérez.
A Cocca no le quedaba otra que agitar el árbol. Metió a Machís y Amallah y, por momentos, parecía que reaccionaba. Duro poco, lo que tardó el Sevilla en desperezarse y entender que tenía un buen resultado pero que no era definitivo. Vargas fue el que rompió la pasividad finalizadora de ambos equipos al mandar arriba un buen servicio en transición de Pedrosa. Fue el preludio del 0-3.
Antes, el Valladolid pudo acortar distancias por medio de Anuar, que se entretuvo demasiado cuando Mario Martín lo había dejado solo ante Nyland tras un gran control. Pero esa tardanza permitió que llegaran los defensores hispalenses para tapar el tiro. Fue Pedrosa quien lo bloqueó con el pie y después con la mano. Se pidió penalti, pero venía de un rebote.
No hubo tiempo para protestar demasiado, porque la réplica fue inmediata. Una contra rápida conducida por Lukébakio que cedía a Juanlu para que éste fusilara a Hein. Un gol que sentenciaba el partido e incendiaba Zorrilla, que estalló contra los suyos.
No sería el último porque, de nuevo a la contra, llegaría el cuarto. Esta vez Lukébakio fue el que culminaba la carrera de Ejuke y encontraba premio a su (otro) buen partido.
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