El Alavés se llevó el duelo de urgencias en Mendizorroza, las locales por no hundirse en zona de descenso y las del submarino por no perder la estela del Athletic tras la jornada suspendida por el temporal ante el Espanyol. Con un partido menos, ahí están los de Marcelino, que siguen con el sueño de la Champions pese al KO de hoy.
El Alavés venía de no ganar en su casa desde el 1 de noviembre, hace demasiado tiempo, para intentar salir de unas posiciones de descenso que con el paso de las jornadas queman cada vez más. Los de Coudet, ahora con 26 puntos vuelven a mirar por el retrovisor a Las Palmas y respiran tras un partido tremendo, con dos menos, el portero suplente, lluvia y aguantando como un titán ante uno de los mejores ataques de La Liga. Lo celebraron como si hubieran asegurado la permanencia.
El partido lo arrancó con fuerza el Alavés, intenso en el corte y veloz en la transición. Los visitantes, con Parejo y Pepe como novedades respecto al último partido antes del parón forzoso (de hecho puso en liza el once del partido aplazado Marcelino) esperaban su momento amparados en una poderosa estadística: el equipo más goleador de Primera (48 goles) tras Barcelona y Real Madrid.
Pero fue Manu Sánchez el que sorprendió a la defensa del Villarreal, apareciendo por sorpresa en un remate fortísimo a centro de Tenaglia en el 11' que frenó Conde con un espasmo más que reflejos, pero sin ser capaz de atajarlo. El segundo gol en Primera del lateral babazorro. Ni Kike García estaba al cien por cien ni Ayoze tuvo su día para contestarle en el duelo de goleadores (11 cada uno).
Subió el nivel entonces el submarino y Parejo empezó a hacer correr al equipo, con Baena lanzando el ataque hacia Pepe, muy activo. Casi clavó el empate en un zurdazo seco en el 23' que sacó Sivera con una mano abajo. El Alavés se sostenía en su intensidad, reflejada en un Antonio Blanco que corría, y presionaba, por dos, y en las transiciones de Mouriño primero y Aleñá, vertical siempre.
Pero las fuerzas no duran toda la vida. En el 37' la primera jugada trenzada del Villarreal, Baena lanzó a Pepe que desbordó con un giro de ballet a su par y el pase atrás a Ayoze, que soltó pelotazo, lo sacó Sivera al estilo Neuer, con el pecho-brazo. En la continuación, otra vez Baena picó hacia Yeremi pero su vaselina se fue alto. En el 42' otra vez Ayoze remató forzado casi en el área chica, pero solo, un centro de nuevo de Baena. Lo devolvió Cabanes en una cabalgada de área a área que terminó en remate ajustado pero flojo, sin problemas para Conde.
SUSTO PARA EMPEZAR
La segunda parte arrancó sin cambios ante una de las mejores entradas de la temporada con 16.582 espectadores. Y con susto porque a los cinco minutos Ayoze, que en el 48' ya tuvo el primer remate, se quedó solo ante Sivera y el o entre ambos terminó con el portero KO por rodillazo involuntario y el corazón de Mendizorroza encogido ante su portero tumbado y teniendo que ser sacado del campo por el golpe.
La cosa es que Sivera, que fue trasladado al hospital con traumatismo craneoencefálico, había sacado el balón con la mano fuera del área a la vez que recibía el trompazo, y recién cambiado fue expulsado por la mano, o expulsado antes del cambio, o a la vez, una jugada inédita. Doble KO para los locales, con la entrada de Adrián Rodríguez, debutando además, en sustitución de Pau Cabanes y los locales con el susto y con 10... y con un cabreo morrocotudo.
El juego ya se volcó del lado amarillo. Gueye probó en el 63' en una falta ensayada lamiendo el palo de Adrián y Coudet empezó a cambiar efectivos para parar el partido y defender el resultado. Y fue efectivo porque no se jugó mucho, o nada, con faltas constantes, nervios y tarjetas y algo de juego brusco que derivó en parón por lanzamiento de objetos, por gritos ofensivos y todo el arsenal posible de interrupciones. Cada corte y despeje se celebraba como un gol bajo la lluvia. Lo de intenso se quedaba corto y Ortiz Arias, muy protestado, capeaba como podía el temporal en cada córner, cada falta y casi cada pulso del partido.
Ni un tiro a puerta hubo de hecho, hasta el 90 con un pepinazo de Costa desde fuera del área que se desvió por milímetros. Pero no era el final, sino que faltaban ¡15 minutos de descuento!. Por si fuera poco, la expulsión de Antonio Blanco en el 94 (con lío del árbitro que no recordó que ya tenía otra), dejando a los locales con 9, terminaba por enervar los ánimos en el campo y la grada.
El Villarreal la tuvo en el 95' con un lío en el área que resolvió Adrián, que no salió mál del desafío, pero el acoso constante del submarino se estrelló una y otra vez contra la numantina defensa local, que soltaba balonazos para que los peleara Villalibre. Poco más, era solo aguantar. En el 99' Ayoze se elevó sobre Mouriño y su remate se fue fuera por los pelos. Aunque nada como el remate de Comesaña en el 103' tras el pase atrás del imperial Pepe, que también se fue milagrosamente fuera. No estaba el día para el Villarreal y sí para un Alavés que peleó con fútbol primero y luego sin él, y no se quiere caer de Primera. Ni con 9.
Comentarios