Otro paso hacia el alirón. El Barcelona, que jugó en Zorrilla de inicio con la 'unidad B' y lo pasó mal hasta que entraron Lamine, De Jong y Raphinha, camina sin prisa, pero sin pausa, directo al título de LaLiga. Los de Flick se impusieron al Valladolid, un equipo ya descendido, que se lo puso muy complicado. Lo que parecía un encuentro de trámite, amenazó con drama en el primer tiempo. Los culés, sin embargo, con una reacción de campeonato, salen indemnes, sin tropezar, una jornada más y ya solo quedan cuatro para el final. Pase lo que pase en el encuentro que el Real Madrid disputa este domingo contra el Celta, los azulgranas mantendrán la misma ventaja, esos cuatro puntos de diferencia que tenían al comienzo de la jornada. Hoy duermen a siete. Ahora la presión es para los de Ancelotti que no pueden fallar si no quieren 'retirarse' de la lucha por el campeonato. Y la próxima jornada, el Clásico. Qué más se puede pedir. Antes, no obstante, los culés tienen que visitar el Giuseppe Meazza con la final de la Champions en el horizonte. Paso a paso.
Flick tenía que decidir. Y apostó por un equipo con muchas caras nuevas: nueve. La más importante, la de Ter Stegen, que volvió a jugar tras superar su grave lesión rodilla y demostró que está en buena forma: dejó manos salvadoras. Y la más sorprendente, la de Dani Rodríguez, que debutó con muy mala suerte. Rotación masiva del míster, que arriesgó demasiado y dio descanso a la mayoría de los titulares salvo a Pedri. Oportunidad para la 'unidad B', para los Ansu Fati, Pau Víctor y compañía... que no aprovecharon.
Se le complicó muy pronto el encuentro al Barcelona, que antes, nada más empezar, sin embargo, había obligado a intervenir a Ferreira en un par de ocasiones. Pero golpeó primero el Valladolid. A los seis minutos, se adelantaron los pucelanos con algo de fortuna. Habían sacado dos córners consecutivos y en el segundo, después de un tímido despeje culé, la pelota, tras varios toques, le llegó de nuevo a Iván Sánchez, que había botado el saque de esquina. El 10 se perfiló en el costado derecho para el disparo y le pegó con potencia. El balón tocó en Araujo, que fue a tapar, y cogió una parábola endiablada para pasar por encima de Ter Stegen. Nada pudo hacer. Con suerte o no, el gol valió igual.
Y pudo ser aún peor de no ser por el cancerbero azulgrana, que esta vez apareció para evitar males mayores. La contra fue rápida y Raúl Moro se plantó ante Ter Stegen, que solventó el peligro con una buena intervención. Zozobraba el Barcelona que volvió a su ser: a tener el balón. Mientras, los pucelanos esperaban para robar y armar salidas en velocidad. Iván Sánchez, por un costado, y Moro, por el otro, comandaban esos ataques. Araujo se tuvo que emplear a fondo para abortar una carrera de Raúl, que ya enfilaba de nuevo hacia la portería culé.
El Barcelona, por momentos con un 80% de posesión, se instaló en el campo pucelano, pero le faltaba finura, acertar en el último pase, en la definición. Y cuando conseguían romper la zaga vallisoletana aparecía André Ferreira. Primero para desviar un cabezazo de Pau Víctor y después para invalidar un disparo de Ansu Fati.
Dani Rodríguez, que estaba mostrando descaro a pesar de debutar, se tuvo que retirar antes del descanso lesionado: problemas en el hombro. Una lástima para el canterano. Entró Lamine Yamal al campo en el 37' y buscó el desborde. En la prolongación del primer tiempo, puso un gran centro que despejó Candela cuando esperaba Ansu Fati para el remate.
El efecto Raphinha
Necesitaba reaccionar el Barcelona apretado por la necesidad. Flick buscó soluciones en el descanso: entraron De Jong y Raphinha. Se marcharon Pedri, no tan inspirado como otros días, aunque dejó algún detalle, y Ansu Fati. Los culés mantenían el control del balón y el brasileño, que salió con ganas, volvió a probar a Ferreira con un golpeo de falta desde el costado del área. Respondió de nuevo el meta del Valladolid. Lamine lo intentaba cada vez que recibía y de sus botas nació otro gol del Barcelona. La puso desde el pico del área, despejó de puños el cancerbero pucelano, que se quedó algo corto, y la pelota le llegó a Raphinha que la envió a la red. Qué temporada está firmando.
Crecieron los de Flick. Si el primer tanto nació en la derecha, el segundo se originó en la izquierda. Gerard Martín puso un centro raso para que Fermín, solo en el área, conectara un buen remate de primeras. 1-2 y el Barcelona le había dado la vuelta al marcador en apenas seis minutos, los que pasaron del 54 al 60.
El Valladolid, que había aguantado bien posicionado atrás, perdió algo de consistencia. Fort pudo hacer poco después el tercero: lo impidió el palo. Rodeado de rivales, el lateral se llevó el balón en el área y encontró un remate cruzado que se estrelló en el poste. El Barcelona estaba más cómodo en el encuentro, aunque los de Álvaro Rubio no se habían rendido. Ter Stegen se erigió de nuevo en salvador y sacó una mano espectacular a un disparo de Latasa. Respondió rápido el Barcelona,pero Candela despejó el remate de Lamine en la misma línea de gol.
A los de Flick, que ya vislumbraban el final, no les convenía un partido de ida y vuelta e intentaron bajar las revoluciones del encuentro. Lo consiguieron a medias, porque una de las últimas acciones fue una carrera de Raúl Moro que obligó a Ter Stegen a salir al límite. Venció el meta y ganó el Barcelona, que se acerca un poco más al título.
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