Las negociaciones para la renovación de Rubén Baraja están en un compás de espera, aunque las dos partes esperan avanzar esta semana e incluso cerrar el acuerdo. El entrenador vallisoletano expuso cuál es el plan que debería seguir el club desde el punto de vista deportivo después de salvar del descenso al equipo en la última jornada de Liga. Fue en el encuentro que mantuvo con el director deportivo, Miguel Ángel Corona, y con el director corporativo, Javier Solís, en ausencia de la presidenta Layhoon Chan, de viaje en Singapur por motivos personales.
Baraja planteó una hoja de ruta basada en tres pilares fundamentales: reconstrucción de la plantilla -con salidas de jugadores cuyo rendimiento no es acorde a su ficha antes de la vuelta al trabajo-, que el club exponga públicamente cuál es el objetivo real del Valencia teniendo en cuenta el presupuesto, y un salario en sintonía a los técnicos que han pasado recientemente por el Valencia, con resultados similares o peores.
Salidas a jugadores antes de la pretemporada
Con respecto a la plantilla, la ventaja del Pipo con respecto a los anteriores técnicos es que ya conoce de antemano las cartas con las que cuenta. No necesita una pretemporada porque ha trabajado con estos jugadores durante casi cuatro meses y 17 partidos de Liga. Durante el curso ha ido tomando decisiones que han ido señalando de una forma u otra a diversos jugadores. Sabiendo que el club va a tener que ajustarse en torno a un coste de plantilla de 60-70 millones de euros, la clave será prescindir de los salarios más elevados con un rendimiento por debajo del esperado. Las decisiones del entrenador en las últimas jornadas dejaron fuera de la foto a Cavani y a Castillejo -dos de las fichas más elevadas-. El club ya ha expresado a Baraja que se camina a una 'economía de guerra' (expresada en otros términos). Por eso considera indispensable prescindir de los jugadores que mayor coste de plantilla consumen.
Pero no solo habrá un criterio económico. Cualquier jugador que no convenza, independientemente de su coste, tendrá que buscarse una salida. En este primer aspecto entra una variable importante. Baraja quiere que sea el club el que comunique cuanto antes -esta semana debería darse este paso- la situación a los jugadores implicados y que trate de buscar una solución antes de la vuelta al trabajo, en la primera semana de julio, para evitar situaciones desagradables en los entrenamientos.
Baraja pretende reconstruir el equipo en torno a jugadores con menos nombre, pero con mayor rendimiento. Y los refuerzos -sobre todo en caso de cesiones o fichajes de bajo coste- tienen que seguir esa dirección.
Declaración institucional con el objetivo deportivo
En segundo lugar, el entrenador quiere que sea el club el que exprese públicamente cuáles son los objetivos de la temporada teniendo en cuenta las condiciones económicas y la competencia directa en la Liga. Pide un paso adelante por parte de la institución para que explique qué se le debe exigir al equipo teniendo en cuenta la capacidad económica del proyecto. No lo pretende como una coartada sino como una cuestión de transparencia de club hacia afuera, pero también de club hacia dentro.
El técnico blanquiengro ya dejaba caer esta exigencia en una de sus respuestas en la última rueda de prensa tras la última jornada de Liga. "Hay que cambiar la mentalidad. No podemos pasar de bajar a Segunda, a la Champions, pero sí hay que tener un camino en el proceso de crecimiento, un plan y un proyecto, que creo que el Valencia merece, porque es un club histórico y su afición lo merece", señalaba.
Un contrato en consonancia con los técnicos precedentes
Y en último lugar, de hecho, de este aspecto no se habló hasta que entró en escena Manuel García Quilón, agente de Baraja, está el salario del entrenador. En la negociación ya se ha hablado no solo de dos años de contrato sino de plantearle unas condiciones económicas en términos proporcionales a los que ofrecieron a sus predecesores más inmediatos (Bordalás o Gattuso). En este aspecto, hay que recordar que Baraja dio el paso de firmar por el Valencia hasta final de temporada, sin ninguna condición opcional y sin negociar su salario, un aspecto que dejó en manos del club.
Tras estas primeras tomas de o, le toca al club mover ficha, especialmente a la hora de ir comunicando su situación a los futbolistas prescindibles. Pero el tiempo apremia también en cuanto a las posibles llegadas de refuerzos. Esta se considera una semana clave y el club no quiere demorar el anuncio del nuevo de entrenador.