Como el viernes, el campo de Pinehurst ha vuelto a mostrar sus garras, especialmente en la sesión de tarde, con unos greenes ya bastante duros. Esto recortó el número de jugadores que están bajo par en el torneo (8). De hecho, fue un milagro bajar de 70 y la vuelta más baja fue el 66 de Morikawa. En un US Open son pocos los elegidos que descifran y sortean las trampas que prepara la USGA, y el elegido este año es Bryson DeChambeau, como ya pasó en 2020. No obstante, el 'Científico' dejó abierto el torneo con un inesperado doble bogey en el 16. Fue víctima de las caídas que poseen los greenes de Pinehurst.
Por momentos dio la impresión de que podía compartir ese rol con Ludvig Aberg, un jugador llamado a hacer grandes cosas, pero en el hoyo 13 una sacada de bunker acabó en un triple bogey del sueco porque su bola cogió una pendiente del green que alejó la misma de manera exagerada. Rory McIlroy sacó provecho de la jornada y se mostró muy ambicioso. Terminó con 69 golpes y dio la impresión de que su resultado aún pudo ser mejor. Este será el sexto abierto estadounidense consecutivo al que McIlroy llega a la ronda final entre los 7 primeros. El norirlandés discutirá el triunfo a Bryson, sin perder de vista a Matthieu Pavon, Patrick Cantlay o Hideki Matsuyama.
Y en la pelea sigue metido Sergio García, si bien es cierto que el español requiere de un buen tropiezo del 'Científico' y una actuación estelar por su parte. García arrancó el día de la peor manera posible, pero está jugando con la paciencia que requiere un abierto estadounidense, de ahí que se sobrepusiera a sus tres bogeys iniciales (al 1, 3 y 4). Falló algún golpe y también careció de suerte, pero el de Borriol no se rindió y de hecho jugó bastante sólido, tirando especialmente buenos putts. Firmó una tarjeta de 71 y acumula 211 golpes. También David Puig está bien situado, con 212, y siendo uno de los pocos jugadores que bajó del par el viernes y el sábado.
Sobre el líder DeChambeau, cabe destacar que tuvo que ser atendido por un fisioterapeuta durante la tercera ronda, debido a unos problemas de cadera que arrastra. Eso sí, está aprovechando su pegada y tirando buenos putts. En el 13 dejó a todos alucinados con un golpazo desde la zona arenosa que flanquea las calles. Buscó la bandera como si nada y de hecho no embocó de milagro. Este año, Bryson lo tiene todo para ganar. Su superioridad fue palpable, pero le toca rematar el domingo.
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