Iris Tió estaba abocada al arte. Hija de músicos y nieta de compositora, tenía que asociar su nombre a la expresión artística. "Siento mucho la música desde dentro y esto me ayuda mucho a interpretar las coreografías", reconoce.
A los 21 años, tras haber debutado en los Juegos de Tokio con su pareja en el dúo, Alisa Ozhogina, tiene un palmarés ya trufado de medallas entre las que destacan seis medallas en mundiales, un oro, una plata y cuatro bronces. Al son de La Sagrada Familia pretenden poner la piscina próxima a St. Dennis patas arriba.
Pregunta. Gemma Mengual, Andrea Fuentes, Ona Carbonell... ¿Da vértigo que la identifiquen como la siguiente en la línea sucesoria?
Respuesta. Al contrario, a mí me motiva. Y la verdad es que me hace mucha ilusión todo esto.
P. ¿De pequeña le tiraba más la música?
R. Era una niña muy movida, que me gustaba mucho bailar. La sincro la vivo no sólo como un deporte, sino también como un arte.
P. ¿El cambio de la artística le gusta más?
R. Parecen deportes distintos. Creo que es positivo que evolucione y estos cambios nos han ayudado a encontrar nuevos movimientos y también a soñar por las medallas.
P. ¿La sincro es un modo de vida? Se sorprende en el espejo haciendo movimientos.
R. [Risas] Totalmente. Las mejores coreografías vienen cuando ponen la música e improvisamos. Y así das con movimientos diferentes.
P. ¿Hay que llevarse bien con su dúo?
R. Sí, es necesario. Ya son muchos años y hemos mejorado mucho también la relación.
