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Laia Sanz se resiste a caer derrotada por el Dakar por primera vez. Hoy ha estado cerca, primero por un fortísimo accidente en el que ha destrozado el buggy Century #228 del equipo Astara y luego... por las tres puertas que la organización establece en cada etapa, con un tiempo máximo para llegar a una de ellas bajo amenaza de salir de la etapa (terminando así con la 'imbatibilidad' de la catalana en el Dakar).
Cien metros dando vueltas de campana
Todo sucedió en el inicio de la carrera, en el kilómetro 28, cuando en una planicie el Century se ha 'enroscado' y ha rodado dando vueltas de campana durante 100 inacabables metros. Los tripulantes (Laia y su copiloto, el italiano Maurizio Gerini) salieron sin daños... pero no así el buggy, que estaba destrozado, con los dos ejes destrozados. Empezaba una segunda carrera: ahora contra el tiempo.
Sanz y Gerini, ayudados por Sergio Vallejo y Mario González Tomé (el coche auxiliar del equipo Astara en carrera que viaja en cada etapa lleno de piezas de recambio para Óscar Fuertes -que abandonó el primer día-, Laia y Carlos Checa) desmontaron por completo los dos trenes (que estaban destrozados de la 'volada') y rehicieron casi todo el coche con los repuestos de la unidad de Vallejo, Cuando llegó el camión de asistencia en carrera la mayoría del trabajo estaba hecho, excepto aquellas reparaciones para las que no llevaban suficientes herramientas o repuestos, y el resto del Century terminó de armarse cuando llegaron Javier Jacoste, Juan Francisco Silva y José María Fontdevila a bordo del camión de Astara.
Cuatro horas y un "milagro" (como definió Óscar Fuertes la reparación del coche) después del accidente, la dupla hispanoitaliana estaba presta para salir. Pero no podían simplemente limitarse a completar el recorrido completo, sino que tenían que hacerlo antes de una hora límite... que estaba un poco ajustada por todo el tiempo perdido en la reconstrucción y por todo el kilometraje que tenían por delante, casi 350 km.
'Puertas cerradas'
Cada día, la etapa se subdivide en tres sectores que los participantes tienen que completar en un tiempo máximo para no ser excluidos de la carrera (pueden reengancharse, pero ya no con el honor de haber batido al Dakar). Se les conoce como 'puertas cerradas' (closed doors) y son los más temidos por los pilotos amateur.
Laia y Gerini tenían 6h y 53 minutos desde que tomaron la salida para llegar al km 209, así que esa carrera contra el reloj no les permitía ni bajar el ritmo para conservar la maltrecha integridad del coche, ni cometer un error de orientación. Por suerte, consiguieron completar a tiempo ese primer parcial, y luego los siguientes (en el kilómetro 281, que debían alcanzar antes de 8 horas y 54 minutos; en el 342 -10h 36 minutos- y la meta, a la que debían en 11 horas y 30 minutos y lo hicieron en 11h y 5).
La posición, 125, es lo de menos, como el tiempo perdido en la general, 6 horas y 52 minutos o el puesto que ocupa en la general de coches (95, muy lejos del objetivo más ambicioso, entrar en el top 20). Lo importante es que, después de haber sufrido ya dos importantes contratiempos, Laia sigue en carrera y, por tanto, no ha sido derrotada por el Dakar. Y que aún está a tiempo de superar el espectacular 20º puesto firmado ayer, su mejor actuación como piloto de coches.