MOTOR
Fórmula 1

Madrid y F1: la gran movida

1980, la carrera que nunca existió, eliminada de la historia, pero que se disputó entre trifulcas Ecclestone-Balestre, acabó con el poder absoluto de la FIA y derivó en el Pacto de la Concordia

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Actualizado

A punto de arrancar las obras del IFEMA del nuevo circuito de Madrid para 2026, es buen momento para recordar que Madrid y la F1 han tenido siempre una relación eléctrica, dejando carreras memorables, como la de 1981 con seis pilotos en meta en apenas un segundo, pero también conflictos termonucleares, como el de un año antes, 1980. Para movida madrileña, la de aquella cita histórica por muchos motivos.

Yo era el director del circuito del Jarama... y el lío lo monté yo sí, había que elegir un bando y creo que acertamos con quién iba a ganar, el tiempo lo demostró

Carmelo Ezpeleta

"Yo era el director del circuito... y el lío lo monté yo sí, había que elegir un bando y creo que acertamos con quién iba a ganar, el tiempo lo demostró". Carmelo Ezpeleta recuerda en MARCA que en 1980 era el jefe del Jarama y le tocó ser el cabecilla rebelde en la mayor movida que vivió ese deporte en décadas, con plantes, amenazas, guerra RACE- Federación Española, mediación del Rey (se dice), de la Guardia Civil (se vio), la anulación de la carrera, que fue pirata y no computó para el Mundial, y la eclosión final de la guerra FIA-FOCA (los equipos), con el irresistible ascenso de Bernie Ecclestone que se venía larvando hacia meses. Todo en cuatro días frenéticos, históricos que terminaron la firma del Pacto de la Concordia en Paris que hoy rige todavía la F1.

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En aquél junio de 1980, Jean-Marie Balestre era el presidente de la FISA (hoy FIA), y Ecclestone era el jefe del equipo Brabham y cabeza visible de la FOCA, la asociación de equipos (formada junto a Frank Williams, Colin Chapman, Ken Tyrrel y Teddy Mayer) para los que empezaba a generar jugosos ingresos haciendo de promotor de algunos grandes premios y dando cohesión y fuerza a sus demandas (sobre todo de las escuderías inglesas, los 'garajistas' con coches baratos y motor Cosworth) con la ayuda de su abogado, Max Mosley. Muchas chocaban con la dictatorial forma de entender el deporte de Balestre, sobre la organización o el desarrollo tecnológico, aunque con los derechos comerciales de TV de fondo. Bernie vio claro que esa era la gallina de los huevos de oro.

El detonante, como en todas las grandes guerras, fue nimio, pero suficiente. Una multa que la FISA exigía pagar a los pilotos que se saltaron un 'briefing' (montado los domingos por Balestre para charlar y darse brillo) en las anteriores carreras de Zolder y Mónaco, absurdo para los pilotos de los equipos ingleses, y lógico para los legalistas, Ferrari, Renault, Alfa Romeo y Osella, del lado de la Federación. Algunos pagaron, incluso al asociación de pilotos, en medio del conflicto, pidió el abono porque la amenaza era la de perder la licencia y no correr, pero Bernie se plantó y sus equipos con él.

Balestre llegó a Madrid la noche del jueves previo y fiel a su estilo, en rueda de prensa en el Hotel Villamagna, delante de toda la prensa española, soltó que no habría carrera, con todas las entradas vendidas, que los pilotos tenían una multa y no habían pagado, todo aderezado con insultos cruzados con organizadores y FOCA: O pagaban los 2.000 ó 7.000 dólares, según se hubieran saltado una o dos reuniones, o no corrían. Ahí intercedió rápido el RACE, organizador de la carrera, en manos de Fernando Falcó, que lo pagó de su bolsillo, pero Balestre, henchido de poder, no quiso itir el gesto del Marqués de Cubas sino la muestra de que lo pagaban los pilotos y que pidieran perdón por escrito. Demasiadas humillaciones para un grupo cada vez más fuerte y unido.

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"¿Qué estoy escuchando, Carmelo?"

Así, llegaron los primeros entrenamientos libres el viernes a las 10 de la mañana, con fuertes y tensas negociaciones toda la noche. La FISA, y su Federación local, la Española, amenazaban con que si salían a entrenar los disidentes, el gran premio no valdría para el Mundial y la carrera sería ilegal. Total que a la hora acordada, salieron a rodar los oficialistas, Ferrari, Renault, Alfa..., pero no los otros 22. Los primeros tenían otras competiciones que mimar (Resistencia, rallies, etc) y no querían contravenir a la FISA, mientras que a los chicos de Bernie solo les importaba la Fórmula 1. En medio, Emilio de Villota, con un Williams privado al que ni le iba ni venía nada, sólo quería correr en casa con los colores además del patrocinador de la carrera e imagen principal del cartel.

Al oir el ruido de los motores, Ecclestone montó en cólera y llamó al joven Ezpeleta al despacho. "Yo tenía 24 años y como sabía inglés, me llevó Carmelo al camión de aquél tipo", cuenta a MARCA Manuel Ortiz-Tallo, Director de Operaciones de la Fórmula E hoy, pero entonces en el Jarama. "Y fue cuando escuche aquélla frase que se me quedó grabada. En bajito, dice Bernie '¿Qué estoy escuchando? O paras a esos seis coches inmediatamente Carmelo, o los otros 22 nos vamos del circuito". Ezpeleta, que había estado toda la noche negociando, tenía ya la orden del Marqués de Cubas, y quizás del Rey Juan Carlos, que era buen amigo y compañero de colegio de Falcó, de sacar el gran premio había adelante.

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"Pero claro, nosotros teníamos vendidas todas las entradas -la casi única fuente de ingresos- y Carmelo que tomar una decisión en segundos: hacer un gran premio legal con seis coches, o ilegal con 22. Así que me dijo 'Manolo, vete y que saquen bandera roja nuestros comisarios en vez de los de la Federación y que se pare los entrenamientos'. Y ahí se produjo el cambio de fuerzas, la famosa bandera roja con el Ferrari de Villeneuve pasando por la recta de meta. Digamos que el RACE arrebató el poder deportivo a la Federación Española (FEA), (para volver a ser la autoridad deportiva competente, era únicamente necesario notificarlo a la Federación Internacional. Y así lo hicieron, argumentando por escrito que la FEA -la española- no había sabido istrar adecuadamente sus funciones). Y así, se asumió que la carrera ya sería ilegal, se cambió unos comisarios por otros, unos 150 por solo siete, los mínimos imprescindibles, y la jugada estaba terminada.

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Fotografía de Javier García-Ochoa

Ferrari, Renault y Alfa Romeo avisaron que, de no competir bajo el paraguas de ninguna federación, ellos no correrían... pero mantendrían todo su material en el Jarama en espera de un acuerdo 'salomónico' que zanjara la controversia.

Con el patio patas arriba, llegó otra icónica imagen, la de los mecánicos de Tyrrell y Williams echando un partido de fútbol, y de paso bloqueando la recta de meta, mientras pilotos como Bambrilla o Fittipaldi, o el mismísimo Rosberg, echaban el tiempo en los boxes esperando. Algunos como Elio de Angelis se fue de copas y hasta tocó el piano hasta altas horas de la madrugada en el Snobissimo.Y luego hizo podio. Era otra época.

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'¿Detengo a Ferrari?'... 'no mi coronel'

Balestre había perdido y las 16 horas de la tarde del viernes comenzaron a empaquetar coches los legalistas mientras los rebeldes rodaban por la pista. El galo, enfurruñado, presionó a los comisarios afines pero desde el RACE se 'invitó' amablemente al presidente de la FISA a abandonar las instalaciones con la Guardia Civil como testigo, y en concreto el Teniente Coronel Francisco Javier Cerededa encargado de la 112 comandancia a la que le caía el Jarama. Al rato preguntó a Ezpeleta, '¿detengo a los equipos que se marchan?'. Se iban ya por el túnel y a Carmelo le pareció demasiado parar a los camiones de tres gigantes del motor y prefirió dejarlos ir pese a poder reclamar daños y perjuicios.

Declarada ya ilegal pero con el Jarama lleno, la carrera la ganó Alan Jones con el Williams, acabaron solo seis coches, y Emilio de Villota sacó de pista en un maniobra histórica a Lafitte y Reutemann cuando le doblaban. Pero no valió para nada porque fue anulada del campeonato. No aparece en ninguna estadística oficial, sólo en la memoria y los libros de los más aficionados, solo con motores Cosworth.

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"Lo pagamos y muy caro, el RACE como club afiliado perdió mucho poder en la FIA. Mientras estuvo en Balestre, nos hizo pagar esto", recuerda Ortiz-Tallo. " A la semana siguiente de aquello hubo una reunión del Consejo Mundial de la FIA, que fue en Atenas, y ahí es donde nos echaron toda la mierda al RACE, a Ecclestone y demás, con frases como 'aquí vamos a demostrar quién es el que manda en la Fórmula 1. Y claramente no es Bernie Ecclestone'. Insistieron en cómo era posible que un club tan antiguo se hubiera puesto en contra de la FIA (los clubes formaban parte y lo siguen haciendo, de la gestión del máximo organismo)". Así estaba el patio.

Así en los años sucesivos la F1 ya no volvió al Jarama excepto en el 81 que ya estaba firmado. El Rally de España que era coeficiente máximo del Europeo, al año siguiente fue uno menos, después tres, después dos, después uno, hasta que el Marqués de Cubas se enfadó y dejó de hacer el Rally de España que pasó a aser organizado por el RAC de Cataluña.

Tú lo deportivo, yo lo comercial

Madrid 198, con el tiempo se convirtió en una demostración de poder de Ecclestone. No fue el único plantón ni boicot, pero sí el primer gran aviso de que el equilibrio de fuerzas había cambiado.

Meses después, el 19 de enero de 1981, se firmó el primer Pacto de la Concordia en la Plaza del mismo nombre de París, en el que la FISA quedaba como regulador deportivo de la F1, es decir, el poder de legislar, el poder de penalizar, el poder de sancionar, todo el poder deportivo... y la FOCA, como poseedor de los derechos comerciales, a nombre de una empresa del propio Bernie, que ya lograba más dinero para los equipos que lo que había antes, lo que dejaba muy contentos a todos ellos. "Tú quédate con el 'sporting power' (poder deportivo)que yo me quedo con el 'comercial power' (el poder comercial)" decía el británico.

Y así siguió siendo la F1, solo que Bernie colocó a su abogado en Brabham justo en cabeza de lo que antes era su rival, la FIA, Mosley. Los dos habían estado en los dos bandos y con esa visión privilegiada gobernaron la F1 hasta hace poco más de un lustro.

¿Tenía claro Ezpeleta que Ecclestone ganaría el pulso a Balestre? "Para Carmelo, Bernie ha sido como un ídolo siempre. Mucho de lo que ha hecho después ha sido copiando modelos con los contratos, con los promotores, con las televisiones. Creo que tenía claro que era la rueda a seguir", cuenta Ortiz-Tallo, cuyo cargo en el Jarama entonces, en la Pagaduría, era Relación con los Pilotos y entre otras cosas tenía que pagarles en pesetas. "Venían todos en fila a por sus premios y yo les soltaba el dinero en mano, 125.000 al primero, 85.000 al segundo, protestaban airadamente por los impuestos, pero yo tenía que retenerles una parte", narra divertido, y asombrado de los contratos que hacía Ecclestone. "Estaba hecho no se cómo pero eran infotocopiables. Yo lo intenté, era joven y me arriesgué, pero lo ponías en la fotocopiadora y ya salían negros. No sé qué química habría en aquella época, pero para que veas cómo Bernie hacía los contratos", dice.

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