Carlos Sainz vivió ayer uno de los días más duros de su carrera deportiva. El madrileño, que este año está ejerciendo la jefatura de su equipo de Extreme E, el Acciona Sainz, tuvo que ver desde la barrera cómo se les escapaba un título que parecía seguro.
Mediada la carrera final el equipo español lideraba mientras que su rival, Rosberg RXR, era último con el coche dañado. Nada apuntaba al cruel giro de guion que sucedió después -digno de un título como el de la película 'Una serie de catastróficas desdichas'- y que acabó con el Acciona Sainz abandonando la carrera y los suecos en segunda posición... con el coche casi destrozado.
Sainz, que ha vivido en sus propias carnes momentos similares en el pasado, sabe bien que el tan manido dicho de que 'la carrera no acaba hasta la bandera a cuadros' a veces se hace dolorosamente patente: "El mundo del motor a veces te juega malas pasadas, como hoy en el Copper X Prix, donde lo teníamos todo de cara para ganar. Al final, hasta que no cruzas la línea de meta, no puedes estar tranquilo".
Un final de Extreme E sin premio
Con un varapalo final así es difícil abstraerse del desenlace y valorar el conjunto de la temporada, pero el triple ganador del Dakar supo reconocer el buen trabajo de su dupla de pilotos: Laia Sanz y Mattias Ekström.
"No ha sido el final de campeonato que nos hubiese gustado, pero estoy muy orgulloso de lo equipo y de lo que Mattias y Laia han hecho durante toda la temporada", explicaba Sainz después de la carrera. "Para llevarnos esta decepción, hay que llegar primero a la última carrera con posibilidades de ganar. Visto en retrospectiva, es probable que perdiéramos el campeonato en Cerdeña con aquella rotura inexplicable de un cable eléctrico que nos costó el a la final.
Así vivieron Ekström y Kristofferson, junto a Agag, el dramático desenlace del Extreme E.Extreme E
Sainz deberá ahora hacer borrón y cuenta nueva para afrontar, esta vez ya en primera persona, el primer desafío de 2024: buscar el cuarto triunfo en el Rally Dakar con el
