Hay algo que echa de menos Grigor Dimitrov durante su estancia en Madrid. El búlgaro, rival mañana de Carlos Alcaraz por un puesto en los octavos del torneo, vio como el sábado 15 de abril, dos días antes del inicio del Conde de Godó, le robaron su valioso reloj con el que jugaba sus partidos.
Dimitrov, que lucía un prototipo que ni tan siquiera ha salido al mercado, valorado en 70.000 euros, conducía su lujoso y llamativo Lamborghini Urus (218.000 euros) por la Avenida Diagonal de Barcelona cuando una motocicleta le cerró el retrovisor. En el momento que sacó el brazo para recolocarlo, una segunda moto, que iba detrás del coche, se acercó y el conductor le arrancó el reloj con una precisión suiza.
Grigor, a pesar de que vivió un tiempo en Barcelona, llamó entonces al catalán Marc Boada, su fisioterapeuta en la Ciudad Condal, para que le acompañara a poner la denuncia. La policía ya informó al tenista que había sufrido un robo por parte de profesionales y que incluso las motocicletas podían ser robadas. Dimitrov había conducido su automóvil desde Montecarlo, lugar donde tiene fijada su residencia.
El búlgaro pasó una ronda en el Godó antes de abandonar por enfermedad. En el Masters 1000 de Madrid debutó con victoria ante el galo Barrere.
