En una de las finales del Open de Australia menos competidas que se recuerdan, Serena Williams se impuso a su hermana Venus por 6-4 y 6-4 para sumar su vigesimotercer 'Grand Slam' y convertirse en la tenista más laureada de la Era Open, desempatando con Steffi Graf. A la estadounidense sólo le queda por delante la marca de 24 grandes de Margaret Court.
La final empezó con cuatro roturas de saque. Dos de Serena y otras tantas de Venus. Lo que pasa es que las roturas de la mayor de la familia venían condicionadas por las cuatro dobles faltas de su hermana. El partido siguió con más errores que brillantez hasta que Serena, más pasiva de lo habitual, se decidió a poner una marcha más para anotarse el primer set.
La grada pedía la emoción y la lucha que tuvo en la final del año pasado entre Serena y Angelique Kerber. No la encontró. La final apenas se alargó 1 hora y 21 minutos. Lo más emotivo fue cuando Venus cruzó la red para darle un abrazo fraternal a la campeona.
La pequeña de las Williams, gracias a su séptima corona de Australia, recuperará el lunes el número 1 de la WTA, que cedió el pasado mes de septiembre tras la corona de Kerber en el US Open. A sus 35 años, vuelve a batir su propio récord de longevidad en un 'major'.