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Nueva semana de cenas románticas en el restaurante de citas más famoso de la televisión y nuevos comensales algo curiosos. 'First Dates' nos deleitó este lunes con algunos encuentros llamativos, desde el poliamor hasta la tradición, pasando por los artistas con un pincel y… ¡Con una cuchara!
Irene y Sandra entraron a buscar el amor, sin importar el sexo de la persona. Y aunque todo parecía ir bien, ya que coincidieron en muchos aspectos, una revelación cambió todo y provocó una distancia insalvable entre ellas.
Irene revela su sorprendente trabajo en 'First Dates'
Sandra, estudiante de auxiliar de enfermería, dejó claro que en el amor está abierta a todo: “Me podría enamorar de cualquier persona, sea hombre o mujer”. Eso sí, confesó que le cuesta confiar en los demás, por sus anteriores relaciones y su poca autoestima como causas principales. Además, estableció su objetivo de vida: “Me gustaría casarme e irme a Cádiz a vivir”.
A su encuentro llegó Irene, que revolucionó 'First Dates' con su simpatía. “Soy muy directa y lanzada. La gente se sorprende, para bien”, manifestó. Ambas se gustaron desde el inicio, incluso cuando Irene reveló a Sandra que, aunque trabaja como educadora canina, lo que realmente le gustaría es ser tanatopractora.
Relaciones abiertas, poliamor… y una tercera persona
La cita comenzó a torcerse cuando quisieron conocer un poco más acerca de las inquietudes de la otra en el amor. Mientras Sandra se mostró como alguien fiel y a quien no le gusta compartir a su pareja con nadie, Irene reveló todo lo contrario. “Soy poliamorosa”, le comentó.
“Su pensamiento no me gusta ni lo comparto”, afirmó Sandra ante las cámaras. Tras intentar convencer a su cita de los beneficios del poliamor, Irene tenía otro secreto que sacar a la luz: “Tengo un sugar daddy. Es de Italia y solo lo veo cuando viene a España. Vive cerca de Venecia”. Un misterio que pilló desprevenida a Sandra y que terminó por decantar a ambas por una negativa a una segunda cita, algo que se veía venir.
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