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'First Dates' volvía con ganas esta semana con cinco nuevas citas. Y desde el primer momento el programa estuvo entretenido. Juan Antonio, de Barcelona, fue el encargado de estrenar el programa. Y lo que sorprendió de él fue que se apellidaba Tell. Carlos Sobera le preguntó si tenía algo que ver con Guillermo Tell y el soltero dijo que si: “Soy familiar de Guillermo Tell, eran ocho hermanos uno se fue a Murcia y otro a Barcelona”, explicó.
Juan Antonio reveló que estaba en 'First Dates' por culpa de sus compañeros de trabajo. “Los cabro*** de mi curro me han dicho que viniera. No se esperaban que yo respondiera así. En el trabajo me hacían el gesto de gallina”. Tras contarle al presentador esto, entró su cita, Elisabeth, de 60 años, que nada más abrir las puertas se quedó prendada, pero de Carlos Sobera. “Que guapo eres en persona”, le comentó y dijo que se tenía que “agarrar a algo” porque no se podía sostener en pie al verle. Le dio un gran abrazo al presentador. “Yo te pedí a ti, me he enamorado”, le confesó.
A Elisabeth no le gustó de primeras su cita
“Entre el señor Carlos Sobera y yo no hay comparación, esto no se remonta”, opinaba Juan Antonio que tenía difícil superar la primera impresión que le causó el vasco. Y así fue: “La primera impresión no me ha gustado, parece muy gracioso pero no me ha gustado”, comentó Elisabeth. A él si le gustó y sentía que se lo “tenía que currar” pero está confiado, “la batalla está ganada”.
La opinión de cada uno sobre el sexo
De lo primero que hablaron fue de sexo. “Yo no le doy importancia al sexo, le doy importancia a los abrazos y besos”, expresó Elisabeth. Juan Antonio sí le daba prioridad. “Intentó mirarte a los ojos pero no puedo”, le dijo él refiriéndose a su escote. Para ella las partes íntimas de los hombres “tienen vida propia”. “A mi marido le veía que dormido se le movía sola y empecé a dormir con bragas, por si acaso”.
Y llegó el momento de decidir si tener una segunda cita, Juan Antonio no dudó y dijo que si mientras que Elisabeth rechazó la propuesta, sentía que no hubo atracción física, o al menos no la misma que sintió al ver a Carlos Sobera.
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