Alejandra Andrade, reportera de 'Fuera de cobertura' en Cuatro, viajó hasta Nueva York en la entrega del programa del pasado lunes, 3 de marzo. En su visita a la ciudad estadounidense, se topó con uno de los problemas más severos que azotan a los habitantes de la zona: el fentanilo y las duras consecuencias de esta droga para los adictos y su entorno.
Paula, trabajadora social, relataba cómo ayudaba a las personas en su camino a desengancharse de la fuerte adicción: “Proveemos a los s de drogas con varias herramientas para poder ayudarlos. Tenemos varios tipos de jeringuillas, toallitas de alcohol para que se puedan desinfectar…”.
Sin embargo, la mujer contaba que ahora el fentanilo se mezclaba con un anestésico para animales. “La situación en Nueva York ha ido empeorando y cada gobernador y cada alcalde… ninguno está haciendo un trabajo para eso. Hay unas políticas muy en contra del trabajador y del pobre”, sostuvo en su paso por Brooklyn.
Andrade, por otro lado, se adentró en la ciudad para conocer a fondo a la sociedad y se encontró con Guillermo Fesser, periodista y escritor. “Desde que naces, te dicen en todos lados, en el colegio, en la iglesia, que este es el mejor país del mundo, que es una maravilla. Aquí te venden que lo contrario de la pobreza es la riqueza, cuando lo contrario de la pobreza es la justicia”, dijo.
Los graves y serios problemas sociales en Nueva York
“En Estados Unidos hay un pulso muy fuerte entre los que quieren que esto sea un club privado y los que quieren que esto sea un país. Para ser un país necesitas servicios sociales, necesitas darle a la gente sanidad, a la educación”, añadió, además de denunciar que ya no hay clase media y que, al contrario que en España, en Estados Unidos se cobra un cheque a la semana y no al mes: “El americano medio tiene de ahorros en el banco 400 dólares y el americano medio tiene dos cheques de salvación, es decir, dos semanas de almohada que si no cobra se convierte en un sintecho”.
Estos problemas, por ejemplo, afectan gravemente a los inmigrantes que copan las calles de Nueva York. “Me vine en bus y luego en México por la selva de Colombia-Panamá, todo con el bebé de 10 meses. Llegó el cartel, yo corrí, pero me agarraron, me pusieron la pistola en la cabeza, mandaron a desnudarme, a quitarme todo… con el bebé siempre encima. Nos dejaron ir y de ahí, desde las once de la noche hasta las siete de la mañana, caminando en el desierto para rodear la montaña para que inmigración no nos agarrara”, relató Erika sobre su llegada al país.
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