La Copa más democrática de los últimos años acabó con el Madrid alargando su dictadura. Los nuevos aires del torneo se convirtieron en huracán ante el empuje de los outsiders. Tumbaron a varios grandes, pero no pudieron con los blancos que, con extraordinario sufrimiento, sumaron su tercera Copa seguida. Nadie lo había hecho en la era ACB. Lo peleo hasta la extenuación un Gran Canaria, que se va en plan triunfador. Era novato en la final, pero no lo pareció. Miró a la cara al poderoso y a punto estuvo de doblegarle. Revivió en cuartos, resucitó en semifinales y casi lo logra en la final. El poderío de Ayón, a la postre MVP, terminó con su sueño.
Empezó entonado el Madrid, con Maciulis sumando en lo tangible y lo intangible, con Felipe rebañando y Ayón superando a Pasecniks, el factor sorpresa de Aíto. No había jugado un minuto en la Copa, pero fue titular en la final. El experimento no salió bien. Los blancos mandaban (6-16, min 7). Aguantó el Granca agarrado a los triples de Rabaseda. Acechó con el buen inicio de segundo cuarto de Aguilar: seis puntos seguidos y rebotes para el 24-26.
El Chacho sacó su varita para marcar el ritmo en un parcial de 2-12 (26-36). Por entonces ya había pisado la pista Doncic, el más joven en ganar la Copa. No se arrugó el Granca, que no se comportó como un advenedizo. Siempre tuvo un triple para los momentos delicados. Baéz, con uno sobre la bocina, dejó el partido vivísimo al descanso (38-40). Llull llegó en blanco al intermedio. Hasta lanzó un triple al vacío. Raro, como que después no fuera decisivo en un final apretado.
Con lo que habían remado los canarios para estar ahí, no iban a claudicar tan pronto. Su sueño seguía en pie. Báez lo alimentó con otro triple a la salida del vestuario. Mandaba el aspirante. Oliver, que no ha tomado una mala decisión en la Copa, volvió a creer más que nadie. Un 3+1 de Carroll subsanó en parte el discreto día de los madridistas desde lejos. Otro tirón. Otra respuesta de los canarios, que desangraban en el rebote de ataque. Ni eso minó su moral. Pangos, con otro triple con el tablero casi en rojo, puso el 59-62 al cierre del tercer acto. Otro final para que los cardiólogos hicieran negocio.
A cada estirón respondía el Granca desde el arco. Hacían la goma los amarillos y los blancos no se iban del todo. Ataque para el +11: agua. Ataque para el +10: agua. La cuarta de Llull le mandó al banco cuando más le gusta estar en pista. Por un día no le necesitó el Madrid. Un triple de Rivers y un mate de Ayón tras rebote ofensivo parecieron encarrilar (70-82, a 1.58 del final). Pero el Granca, en otra demostración de fe, se levantó cuando arrojaban tierra sobre su ataúd. El magisterio de Oliver y tres triples casi seguidos colocaron un 81-83 que dejaba la Copa en el aire a falta de 16 segundos.
La atraparon entre Sergio, con dos tiros libres, y Ayón en un rebote tras triple lejanísimo de Aguilar. Con él voló el sueño amarillo. Esa captura era sinónimo de título para el Madrid, que alarga su tiranía tras una Copa extraordinaria desde el jueves hasta el domingo.
