Jamal Murray volvió a demostrar en el tercer partido de las Finales de la Conferencia Oeste ante Los Angeles Lakers que es el jugador más en forma de la NBA desde que comenzó la burbuja. El canadiense ha dado un paso adelante en sus prestaciones y ante los angelinos fue un paso más allá y con 28 puntos, ocho rebotes, 12 asistencias (mejor marca personal en la NBA) y dos robos dio vida a los de Colorado, que aspiran a intentar alcanzar las Finales de la NBA por primera vez en sus 53 años de historia.
Murray ha tomado las riendas anotadoras del equipo y en playoffs ha subido sus prestaciones hasta convertirse en una de las grandes sensaciones de las eliminatorias. El jugador de los Nuggets ha pasado de 18,5 puntos, 4,8 asistencias y 4 rebotes en temporada regular a 26,6 puntos, 6,1 asistencias y 4,8 rebotes. Y todo con un increíble nivel de acierto: 50% en tiros de campo, 46% desde el triple y un 80% de acierto en tiros libres desde que está en Orlando. Impresionante.
"Estas son las nuevas versiones de barridas que entiende Barkley dentro de la competición de la NBA", comentó con ironía el base canadiense Jamal Murray, de los Nuggets, al respecto del comentario hecho por Charles Barkley sobre que los Lakers iban a barrer a los de Colorado.
Estas son las nuevas versiones de barridas que entiende Barkley dentro de la competición de la NBA"
El canadiense, conocido como 'Blue Arrow' por hacer de arquero cada vez que anota un triple, se ha convertido en la gran sensación de la NBA confirmando lo que venía apuntando desde la universidad: que se trata de uno de los mejores anotadores del baloncesto en la actualidad.
El idilio de Murray con la canasta rival no es casual y es fruto de un trabajo medido y programado por un padre que vivía por y para el baloncesto. Roger, que jugó con Lennox Lewis antes de que éste se pasara al ring, no tardó en poner una canasta enfrente de un bebe que pronto se obsesionó con ella. De hecho, el padre se llevaba a su hijo a los partidillos que él jugaba y le dejaba en la banda con una canasta de juguete practicando su tiro. Así, con apenas tres años, el pequeño Jamal ya era capaz de sostener un balón de tamaño profesional con sus manos.
Esa precocidad le llevó a saltar a la cancha con apenas seis años. Al no haber torneos para su edad, Roger le apuntó a una liga para niños de 10 años. Un torneo en el que el jugador de Ontario pronto comenzó a destacar por su facilidad anotadora y que le hizo jugar durante toda su infancia y adolescencia contra rivales mucho mayores que él.
En la cancha Murray era un reflejo de la obsesión y el trabajo de su padre. Roger se inventaba todo tipo de ejercicios (flexiones en la nieve, baloncesto sobre hielo, tiros libres con los ojos vendados...) para que el hoy escolta de los Nuggets mejorara cada día. Y vaya si lo logró.
El baloncesto era el único tema en la familia Murray, pero no el único deporte que Jamal practicaba. El de Ontario alternaba la cancha con el 'kung fu', una disciplina que le ha ayudado a la hora en encontrar la fortaleza mental necesaria para llegar a la élite. De aquella época le queda su iración por Bruce Lee y su afición por la meditación antes de cada partido.
Ahora todo ese esfuerzo y esa férrea disciplina paternal (no permitió que su hijo tuviera teléfono hasta que terminó la etapa universitaria) empiezan a dar frutos con la explosión definitiva de un jugador que ya venía llamando a una puerta que ha terminado de tirar con una actuación para el recuerdo ante los Lakers. No será la última.
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