España no lo tiene fácil para pasar la ronda de cuartos de final de la Copa Davis ante Estados Unidos. Me han hablado de nacionalizar a los hermanos Bryan. Me parece una idea buena y eficaz, pero no sé si dará tiempo. Yo creo que es mejor aprovechar que se va a jugar la eliminatoria en Salem, la capital mundial del tabaco, al lado de la fábrica de Winston, y que en la delegación llevemos con nosotros a las Autoridades Sanitarias. Igual se asustan (los americanos). 

 

Luego, oí por la tele al jugador del Athletic de Bilbao Unai Expósito decir que sale del campo del Atlético “de mala h****a” con perdón, porque los del Atleti son “unos niños de papá” que se creen que “no se les puede dar patadas” y que él sale con “una mano j****a”. No entro ni salgo en cómo serán los del Atleti. Lo que sí opino es que él no le ha llamado Dios por el camino ni de la expresión oral, ni de los buenos modales, ni del juego limpio.  

 

Luego recuerdo que el castigado Beckham es el que salva al Madrid ante el colista en Anoeta. No comprendo por qué se meten con Capello por esto: a él le trajeron para ganar fuera como fuera. Que lo haga rectificando una decisión absurda no es malo.  

 

A continuación me comentan el asunto de Etoo y su negativa. A mí que el jugador se niegue a jugar cuando le manda el mister me parece cosa suya. Y que el presidente le disculpe, también. Pero si yo soy el entrenador la semana que viene le alineo con el Barcelona Atlético, si sigue existiendo, y a continuación me voy buscando otro equipo, porque en el Real Madrid ya hubo un presidente que empezó a hacer la vista gorda con sus estrellas hicieran lo que hicieran, y ya lo ven. 

 

Y finalmente veo lo del Betis y el Sevilla. Eso es de lo que menos ganas tengo de hablar. ¿Cómo vamos a extrañarnos de lo del salvaje de la muleta y de otras cosas si luego los directivos dan esos ejemplos?  La verdad es que tendría que haber una ley para que quien de esos espectáculos se le incapacite fulminantemente pero tantas hay que hacen falta y no se hacen, y las que hay no se respetan… En fin. Luego, cuando en Sevilla menudeen los incidentes entre aficiones, todo el mundo se preguntará que quién tiene la culpa… y todos dirán que han sido ‘los otros’.